Hay de todos los tipos, algunos más llamativos, inseguros y no faltan los positivos o los negativos y finalmente los que quieren destruir tus días de estabilidad.
Algunos llegan gritando y haciendo gestos para divertir a sus parejas, desordenan todo aludiendo a lo barato que son las cosas y luego se retiran entre risas y figuración. También está el caso opuesto que es timido por tradicón y que habitualmente mira hacía todas partes, avergonzandose inesperadamente si lo miras de frente o le hablas mientras está observando algun producto. Sin duda no tiene ningun tipo de similitud al cliente que siempre saludas y nunca te contesta hasta que necesita algo, porque en ese momento de manera exigente busca tu respuesta.
En todas partes está el delincuente por sorpresa o descuido que habla por telefono antes de entrar con su compañero de mochila, son buenos actores porque hacen como que no se conocieran y quieren entrar a toda costa a los probadores sin importar lo que se quieran probar. Hay ocasiones que se ponen a mirar incluso la ropa de mujer o actuan como si realmente les interesara ver 20 prendas de ropa distinta y en muchas tallas. Es fundamental para ellos que vayas a buscarles cualquier cosa a la bodega.
Hoy conocí a una señora que llegó feliz por las ofertas y dijo que había que aprovechar la oportunidad, pero al siguiente segundo se despidio con una sonrisa en la cara. Quizás ella es de aprovechar las cosas a largo plazo, me recuerda a las personas que vuelven a las dos semanas por promociones que ya se acabaron hace mucho.
Hay muchos clientes con actitudes raras como esa joven que me llamó al probador para dar mi opinión de como se veía, entre un pantalon y otro, para luego arremeter con una frase que hasta elk día de hoy recuerdo: ¡Juralo!... jura que me queda mejor el pantalón negro, prometemelo por tu mamá que se muera!
Por lo menos mi mamá sigue viva y yo atendiendo loquitos de lunes a domingo.
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