UN ERROR CÓSMICO 1

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José Luís que era un oficinista de una Gestora, se hallaba en aquella hora de la noche en la

sala de estar del apartamento de su hijo en una urbanización de Torredembara, que era una

localidad de la provincia de Tarragona leyendo un libro, cuando de súbito, inesperadamente

frente a él surgió como de la nada una figura espectral en forma de humanoide que se hallaba

en cuclillas. A continuación, dicha figura se incorporó y José Luis lleno de estupor pudo

comprobar que se trataba de un ente que medía casi dos metros de altura y parecía que vestía

una especie de escafandra plateada.

Seguidamente ambos sujetos se contemplaron mutuamente con gran asombro preguntándose

qué diablos significaba aquella insólita situación; pues era evidente que también para aquel

humanide que venía no se sabía de dónde; quizás de algún lejano lugar del Cosmos José Luis

fuese un ser tan extraño como él, ya que cabía la posibilidad que aquel cruce de civilizaciones

fuera un error cósmico de imprevisibles consecuencias.

Al momento con la misma facilidad con que aquel ente apareció, se desmaterializó como por

arte de magia dejando sumido al rutinario oficinista en un estado de agitación.

Como es de imaginar José Luís salió de aquella estancia pidiendo auxilio, por lo que su hijo

temiendo que el hombre había sufrido una alucinación

no tuvo más remedio que llevarlo a un Centro Médico para que le recetara algún  calmante

para que pudiera descansar aquella noche.

José Luís contó entrecortadamente al facultativo lo que le había sucedido, mas éste pareció

no inmutarse demasiado. Sin embargo, a media mañana del siguiente día se personó en el

apartamento del hijo de José Luis un militar de alta graduación del Ejército del Aire de mediana

edad que deseaba hablar en privado con aquel oficinista.

- Me llamo Benito Fernández, y soy el cuñado del médico que le atendió ayer - se presentó el

militar-. Verá. Tengo la misión de notificarle con el beneplácito de mis superiores que lo que

usted vio anoche no fue ninguna alucinación, sino algo bien real, y no es el único caso.

Parece que ser que de vez en cuando estamos siendo visitados por algún OVNI que tal vez

procedan de algún otro planeta desconocido.

- ¡Ande hombre! Yo no creo en estas cosas - exclamó José Luis con un descarado esceptismo.

-¡Hablo en serio! - atajó Benito-. Precisamente en esta zona han habido varios avistamientos

de este tipo de naves; además algunos aviones de nuestro Ejército han sido perseguidos por

ellas. Claro que por otra parte es verdad que hay mucha fantasía en torno al tema que sirve

para alimentar el protagonismo de un colectivo que compense otras carencias vitales o

afectivas, la cual siempre está en función de la cultura de cada época. En un pasado eran

ángeles, o la Virgen, que por supuesto no tienen ninguna consistencia. No obstante sí existe

un tanto por ciento de casos que sí son reales - aclaró el militar.

- Bueno. Y a todo eso ¿cómo se explica que ellos vengan aquí?- inquirió José Luis cada vez

más sorprendido.

- No lo sabemos aún. Se trataría de una civilización que supiese utilizar un tipo de energía

subatómica como un potente carburante para sus naves, la cual le permitiría viajar por el

espacio-tiempo a la velocidad de la luz que es a 300.000km por segundo, en función de que

dicho espacio debido a la atracción gravitacional de las galaxias, éste se encogiera formando

unas arrugas cósmicas que sirviesen de puentes dimensionales permitiendo que dichas naves

viajaran acortando distancias hasta llegar a nuestro planeta.

- Sí, vale. Pero ¿qué fue lo que vi yo que parecía un fantasma?

- Se trata de un experimento llamado Teletransportación. Se habla de que hay objetos que

se pueden desplazar de un lugar a otro sin que nadie los toque físicamente. por el momento

en nuestros laboratorios esto se puede conseguir mediante unos complejos aparatos llamados

teletransportadores a simples partículas elementales, es decir a fotones (capas de luz) Por lo

visto estos estos visitantes tienen la capacidad de manipular sus cuerpos espectrales de

capas de luz para desplazarse sin ningún esfuerzo a cualquir rincón del planeta, mientras que

su su físico tangible puede permanecer en la nave - explicó el militar muy serio-. Es posible

que estos seres tuvieran algo que ver con nuestra evolución humana.

-¡Bah! Pues a juzgar por los conflictos que hay en el mundo, esta supuesta evolución moral

por ahora brilla por su ausencia - dijo con sarcasmo José Luís.

- Bien. Yo tengo órdenes de pedirle que por favor no divulgue nada a nadie de lo que vio, y

trate de olvidar este asunto.

José Luís prometió acatar lo que se le pedía, y el militar con un breve saludo se fue de aquella

vivienda.

Mas el oficinista no podía olvidar aquella singular experiencia, y en cierto sentido sentía que

había roto con el denominador común que le rodeaba; con las tradicionales religiones y

filosofías en las que se apoyaban sus congéneres. por ello se sentía más solo que nunca y

pensaba que los gobiernos tenían engañadas a las poblaciones.

En consecuencia se puso en contacto con una emisora de Radio que emitía un programa sobre

temas ufológicos que concedía la palabra a los radioyentes.

En una ocasión le tocó el turno de hablar por vía telefónica a un posible testigo del fenómeno

OVNI que parecía sincero.

 


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