Denunciar relato
Los trenes van y vienen cada vez más vacíos pero el hombre sigue observando los andenes con mirada perdida. Una mujer se sienta a su lado en el banco y le da palmaditas en la pierna a la vez que dice con voz dulce que es hora de volver a casa. El hombre gira la cabeza y la mira indiferente mientras asoman las lágrimas en el rostro de la mujer.
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