De todos es sabido que a los niños pequeños, aquéllos que digamos que ya son capaces de tomar objetos y molestarte tirándolos al suelo, como quien no quiere, les entusiasman los colores llamativos y chillones. Pues a mi me gustan las palabras que para los demás son desconocidas. Aquellas que han sido almacenadas detrás del cerebro y quedan en desuso. Tal vez por falta de memoria no se utilizan pero a mi atraen como el canto de sirena a un pirata de ultramar.
Tengo un amigo que un día, pensé en decirle que su novia era una sociocida. Ve a saber que hubiera pensado siendo orgulloso como es. Con la facha de búho imperial (bubo bubo, para los entendidos) que calza no reconocería que no sabe que significa la palabra. Pero tengo problemas en imaginármelo chillando con frases por el estilo de: ¡Mi pareja no es una suicida ni un insecticida ambulante! ¡La laca de la permanente de tu madre si que lo es! ¡Indencente!
En una mañana de domingo, en aquellas en que uno está aposentado en una terraza con vistas al mar, con su correspondiente sol de invierno, con la playa vacía y con el único ruido del mar sinusoidal, se alcarchofan en la mesa de al lado dos homínidos supuestamente de género femenino tirando a caduco. Podrían ser masculinos, no te lo sabría especificar. En cincuenta mesas a la redonda, la del lado mío, era la mejor según su criterio. Garlaban con mucha eficiencia. No había manera de experimentar la soledad japonesa de Murakami. Decidí entrar en acción con elegancia inglesa:
-¡Queridas! ¿Con esa verborrea no se os queda la boca seca?
y me repondieron:
-¡Muchachote! nosotras no tenemos almorranas y que yo sepa en la boca no hay!
Ignorantes pensé, no quise continuar la conversa. Podía haberles dicho que me producían zozobra, pero naturalmente y manteniendo su nivel de inteligencia, seguro que me responden, que como me atrevía a compararlas con cebras africanas si ellas eran de la Costa Brava. ¡Me faltan palabras para emocionarme!
Tengo la sensación que me tendrían que pagar para detectar la gente ignorante, aunque en ese país es de extrema necesidad que existan. ¡Viva España!
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