Recuerdo haberlos conocido a fines del año setenta y dos. Me condujo hasta ellos un amigo, y mas experimentado psicologo. "Quiero mostrarte algo" me habia dicho.
Eran dos hermanas que se querian mucho y adoraban a un mismo hombre, los tres vivian juntos hacia años y la pasion comenzaba a apagarse.
Nos vamos a Puerto Montt --me dijo el, alla estaremos bien, aqui las murmuraciones no nos dejan en paz.
Tenian ya todo envalado. Unas horas mas y no los habriamos visto.
Las chicas eran si no hermosas, muy bien proporcionadas. El era un hombre alto y un poco menor que ellas.
Habia un fuerte olor a podrido. "Son los pepinillos del refrigerador, no nosotros" sonrio el.
Antes de partir, obsequio a mi colega una extraña mascara verde de cristal. Yo era todavia muy joven, y la experiencia me asombro mucho. Desconocia en ese entonces el valor esoterico de la mascara...
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