LA BURBUJITA

Aquella pequeña burbuja brillante estuvo flotando durante unos segundos antes de hacer contacto con la nariz de la señorita Skinner. Se notaba un parecido entre la burbuja y el cálido aire emitido por esa acuciosa nariz barnizada que siempre giraba hacia donde se suponía estaba algún meloso aroma. Fue por aquel entonces que alguien creyó descubrir que la burbuja activaba a la señorita Skinner. Esa tarde estaba de tan suficiente buen humor como para permitirle al Señor Synder ponerle la maño en la rodilla y seguir su diálogo con naturalidad. La verdad es que no se trataba de una simple burbuja que reflejaba el brillo del ocaso sino de la oportunidad entrar con las chicas burbujas y ser una burbujita.

Synder habló con ella tanto como para que ella tuviera claro que como burbujita la ventaja sería satisfactoria. El siguiente paso es tomar en sus manos el conducto plástico y hacer una burbuja redonda del mismo tamaño de sus pechos de terciopelo. Fueron varios los intentos hasta que Skinner aceptó hacer la burbujita con la mano de su apuesto amigo en el pecho izquierdo. Fue una prueba de alto calibre porque Synder tiene la mano áspera y le apretó mucho el seno mientras ella aparte de  hacer la burbuja sonreía. Se logró el objetivo. Ahora es Patricia Burbujita Skinner.

Sólo falta una cosa, y es que ante los ojos de algunos señores debe ser evaluada con la mano de Synder en los labios vaginales y a su vez ella tocarle el bastoncito para recibir con aplausos el emblema del grupo, una burbujita dorada.