Las 21h en el reloj… No puede ser, ¡otra vez llego tarde! ¿Cómo es posible? He empezado a arreglarme con tiempo… Bueno, no sé si se puede utilizar el término “arreglarse” a llevar puestos mis vaqueros desgastados que he usado durante toda la semana y mi vieja camiseta de Iron Maiden, que creo que no le caben más agujeros si pretendo tapar lo imprescindible de mi cuerpo. En fin, es lo que hay. Lista para marchar… No. Un momento. No puedo aparecer tarde y con las manos vacías. Ah, crianza de 2010, quizás un poco pasado ya. Normal, es de la cesta de navidad del último trabajo serio que tuve… Ya ni me acuerdo de cuándo fue eso. Servirá. La intención es lo que cuenta.
...
Habría jurado que la casa estaba más cerca. ¡Menuda caminata!
-¡Ana! Por fin llegaste. Vino… de 2010, lo llevaré a la cocina… A enfriar.
-Pero si es crianza, ¿no es mejor que no esté frío?
-Qué más da… Puedes dejar la chaqueta en el perchero… ¿Pero qué te ha pasado? Llegas tres cuartos de hora tarde y tienes dos ronchones de sudor debajo de los sobacos.
-Si susurras tanto no te escucho.
-¡Que tienes dos ronchones de sudor debajo de los sobacos!
-Ah. He venido caminando; quizás muy deprisa. Ya sabes, llegaba tarde.
-Bueno, pasa a sentarte. Te estábamos esperando tomando un aperitivo. Tienes suerte de que esté de buen humor…
...
-Ahora que estamos todos, Martín y yo queremos contaros el motivo de esta cena. Llenaos la copa.
-¡Ay! Lo sabía…
-¿Lo sabías Ana?
-Lo he notado nada más entrar. ¡Dame un abrazo!
-¿Por qué me tocas la barriga?
-Así en punta como está, dicen que será niño.
-No estoy embarazada.
-Ah, Ah, Ah… Debe ser la luz… El vestido hace una forma rara por aquí… Pero estás estupenda, de verdad.
-He cogido unos kilitos estas últimas semanas. Ya sabéis. El estrés, un poco de ansiedad…
-¡Nos vamos a casar!
-Enhorabuena Martín. Felicidades Alicia…
Nota mental: la próxima vez, deja hablar primero y no intentes adivinar nada.
...
-Estaba todo buenísimo chicos. Ya no podría comer más… Pero beber sí; lléname la copa por favor. Gracias.
-Ahora viene la parte mejor.
Cuánto me alegro de que Alicia ya haya olvidado el incidente.
-Como sabéis, Martín y yo no tenemos hermanos, desgraciadamente. Y nuestros padres ya son un poco mayores… Hemos pensado que nos haría mucha ilusión que uno y una de vosotros fueran nuestros padrinos de boda.
-¡Qué ilusión!
-Sois nuestros mejores amigos y la elección iba a ser muy complicada, por eso, hemos creado un juego de preguntas y respuestas para que quién mejor nos conozca sea el elegido.
-Buena idea.
-La primera para las chicas… ¿Cuál es mi color favorito?
-El rosa
-Muy bien. Punto para Anabel.
-Siguiente, ¿qué nombre le puse a mi primera Barbie?
-Rosa Esmeralda Cristina
-Ah, esa era difícil Marisa. Le puse ese nombre porque no sabía cuál de todos escoger.
-Sí, siempre has sido un poco indecisa…
-¡Ana!
-Continuemos, lo siento cariño, pero esta tienen que saberla. ¿Con quién perdí mi virginidad?
-Con Pablo
-S..
-No Marisa, no fue Pablo. A Pablo lo conoció en la universidad y todos sabemos que para entonces ya habían pasado unos cuantos…
-¡Ana! Sí fue Pablo.
-Alicia cariño, ¿ya no te acuerdas? En primaria viniste llorando porque habías estado con Francisco, aquel niño un poco gordito, y no te había gustado nada.
-No me acosté con Francisco y ¡no me miréis así! No fue en primaria.
-¡Ay! Es cierto. Estábamos en primero de la ESO y solo se la chup…
-¡Cállate ya!
-Jajajaja. ¡Qué momentazo estoy pasando! Y me lo quería perder…
-Cierra la boca Jon.
-Lo siento Martín.
¡A quién se le ocurre poner una pregunta así delante de su futuro marido! Si quería que mintiera, podía habérmelo avisado antes.
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