Enceldamiento Redundante... (Neosurrealista experimental)
Por JoelFortunato
Enviado el 17/09/2018, clasificado en Varios / otros
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ENCELDAMIENTO REDUNDANTE
(Neosurrealista experimental)
Escapa escapa, escapa mucho más,
que las hojas de la mañana en los higos,
y enciérrate entre venados azules.
Si no, el avión pensará mal del eclipse,
en la pesada pierna de hormiga vieja.
El miserere más alegre, ya no duele con sus ondas dentadas,
que jamás escuché, pues te miraba, la piel entre lagunas.
Dispara ya, y abrázame, con la hidráulica ligero,
que estoy dispuesto a no ser banalmente perfecto,
porque el recuerdo se difunde perenne con su raro aroma,
de suicidio de rayos y turgencia, pues ardería el tema lejos,
de suspiros, impresentable, descuidado, sin atañerle,
y se hundirá con el gabinete. ¡No tiene, miedo!.
Ni de las oblicuas tubas estupefactas, del amor, sin espíritu de vida,
en donde ha sido el grito de la bestia hirsuta,
en la cóncava gruta los talados cedros con soledad sonora,
qué insensata y agónica está la tarde, con su horrible tempestad,
que eternamente perturba, dorando la mente,
con acentos de venganza, lo sé muy bien, sorprendiéndole astuta,
con sus amantes lazos, candados, y números engañosos.
Es por el pálido grito,
cuando el cuaderno huyó con la cadena,
y las condenadas arañas dormían,
abajo del primer viento de piedra,
del paralelo violeta hecho de fango.
Ya es más fiel que su litósfera pervertida, que amargó la vida,
enrojecida en condición rufiana, unida al plomo, entrelazada,
en la polifonía del oleaje, sin garantía ni fiereza, blanda,
que en la concha rompe del ábside románico, las uñas.
Gracias por ese amén, con franquicia barata dulce,
que despertó nerviosos a los hematíes, rosas,
estancándose la super bóveda del aljibe,
en jóvenes cadáveres, por la inductancia,
del televisor, con tanto veneno y golpe.
-tantas veces compuesto con sal y astillado-
Las nueces hemos de verlas grácil gris fácil,
Al danzar sobre las penas del tejado, y el tejón,
puestos con abierta herida entre bauxita,
y el empeño de hacer que la brújula se agote,
con la ventana del vacío significado que sueña.
No se matan, están sobre el armario. No la toques,
que lloverá en la estepa y los frascos frescos.
¡Cuántas diatomeas hoy se enamoran!.
Del sagrado destino de una piedra,
y besan al rocío con liras.
¡Ya saldrán mañana a flote en los pasillos mudos!. Y los sueños,
en flor de cereza, con la muerte, por el brocal tejido de polvos,
poblados de hojas amarillas, y nadie viene a quemarlas.
Pues olía a viejas historias, y tampoco importa ya,
que nada del jugo en otoño sea dicho lento,
de la terraza con espuelas, ni de la tierra,
galeria de cristal donde el sol es invierno,
y se acurruca como un gato nada en sábado,
por incendiar el cuarto de los trastes y seguir,
en lo oscuro, que llaman llanto por ahí fuera.
Es la vida estoy seguro, abrumada y gracias,
a ese aire que ahuyentó el incienso, en cera,
donde se pierde aquel dulce con la risa,
y es sabroso el fruto, redundante,
en la celda propia, con su piel.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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