MAGNÁNIMO CÁNDIDO
Acaso se me preñe la pluma
que al sol muere tiempos viajeros
por el simple mortal que tuvo
la imagen de un fin dichoso
donde forjan flor los ceibos quedo
y muda la paz sin culpa.
Los espectros en letargo
inventores de primaveras inocentes
con la adversa suerte embravecida
al ritmo pasional de lánguidos perfiles
pobres soñadores de manos imperiales
en lúcidas cadenas del boscaje umbrío
en el estertor que muerde arenas
y el viento huracanado vende iluso
amargas hienas, garfios y huesos.
Al risueño sueño hueco
en vidas torturadas cenizas
al rumor de las ventanas
en jardines de brisa grácil
al impúdico laurel vil
con la pena al cuello cautivo
al nacer la turba impía
al querer menuda un reino.
Por ahijar espinas con cadenas
transparentes recubiertas
entre prórroga y afán
paréntesis disperso
silencio venerado al sol
con el puñal y su dulzura
mística paleta de infinito
agricultura rojo terciopelo
por hondas vibraciones frías.
Mortaja monótona y planicie
fósil de atardecer fragante
con el blancor esfumado
al contraluz semilla incierta…
Murmurante hiedra y piedra
ávido vaivén del desconsuelo
murmura tintos los extintos
y se duele
cuando no duele herbal.
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Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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