Denunciar relato
Cada una de las fotografías que guardo es un recuerdo de lo que soy. Sirven para advertirme. Me gusta colocarlas sobre la mesa y observarlas. A veces sonrío por mi torpeza al caer hasta el hastío en los mismos errores.
En esas instantáneas estoy siempre sólo, vestido con ropa barata y arrugada, y cara de estar cansado. Exactamente como me encuentro ahora.
Estúpido, me digo, mientras mi mujer me hace una foto más desde el coche antes de invitarme a subir. Miró hacia los muros de la prisión y juro que nunca más volverán a pillarme.
sebástian tull, 2018
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