MULADARES EN CONTUBERNIO
Acuoso sedente solo el sedante siembra,
las centellas a la par el seco cetro,
al risueño silfo suelto sella,
la vacua lacra de carne ardor,
le turba el rostro la proeza urdida.
Monumental ludibrio y befa.
¡Basofia impune!.
El suelo solo suele verse magro,
del mérito al quebranto…
Ya ni el desconsuelo aterra,
y el mismo temblor tiembla.
¡Porque a la misma fé se inmola y muele!.
La mimbreante y vigorosa negligencia.
¡Porque al amostazar entinta!.
Agriétase la fresca sombra insomne.
¡Vaya espejo del eco anclaje!.
¡Vaya boscaje del viaje brioso!.
Ya enferma más el yelmo turbio,
la inicua recua del blanco cuello.
Porque al mismo cieno enruna.
¡El fangal del abolengo fatuo!.
Rapaz audaz del frontispicio mármol,
manjares muerde al abedul que adula,
al bostezo estéril del tardo truhán.
Mira, mira… ¡Al tronco trunca!.
Calla, calla… ¡El trono truena!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
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