El gato que habita en mí es a veces altivo y orgulloso; otras veces se esconde en la penumbra y pasa desapercibido. La actitud del gato es muy variable.
Gusta de hacerse ver y valorar, lo cual muchas veces no es posible por la actitud esquiva que mantiene. Permanece en la oscuridad y se mimetiza con ella.
El gato es observador. Observa y analiza a todos y sobre todo a sí mismo. A pesar de ello, muchas veces se encuentra inseguro acerca de las acciones a emprender; y no las emprende o comete errores. Duda mucho antes de actuar.
Si el gato tiene siete vidas como todos los gatos, no le deben de quedar muchas. La vida se ha encargado de destruir varias de esas vidas.
El gato ama y disfruta amando, pero no de forma abierta y amplia. Ama a unos pocos seres queridos: familiares y amigos.
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