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Le dió la noticia un viernes por la tarde aprovechando que la oficina se quedaba vacía. Le dijo que los tiempos cambiaban y ella se había quedado atrás. No quiso escucharle. Se levantó y salió por la puerta. El lunes acudió a trabajar. Y el martes, el miércoles y el resto de días de las siguientes semanas. Intentó cumplir con sus tareas poniendo el mayor empeño sobre una mesa vacía y sin ordenador.
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