Letras Muertas... (Anticuento Dadaísta)
Por JoelFortunato
Enviado el 16/10/2018, clasificado en Cuentos
823 visitas
Letras Muertas
(((Anticuento Dadaísta)))
Eran las tres de la mañana. La noche nunca
había tenido la menor relación con esa luna,
mucho menos con el cortejo de estrellas,
seria y sorprendida, la lluvia se pegaba al
aire. La tierra permanecía dulce, áurea, en
medio de todo aquéllo. Entre la tinta seca.
Él estuvo viéndose dentro de la memoria,
unos minutos, unos instantes inmóviles,
duros con el pasado anunciándose. Hojas
secas perdidas en el otoño de los libros.
Tenía el rostro de la negación brutal, del
violento desamparo en el interior más
ignorado, el menos importante para el
total falto de cordura, con el mínimo ser
de los metales baratos. ..
Aquel tiempo que pretendía ser suyo, su
vida misma, su historia ; era el documento
de los desastres naturales del desequilibrio,
de las radiaciones infrarrojas endeudadas,
y el tema de las conversaciones oficiales de
unas mariposas con fiebre amarilla. Bajó a
la fosa con los vínculos rotos, y la esperanza
transfigurada en huecos, por cumbres ácidas
y volcánicas en la onda expansiva de la paz
más absoluta… Un aroma a cosas perdidas
tapizaba las paredes, no tenía cuerpo, ni color,
ignoraba incluso si el anterior era el mismo.
Una exclusión rotunda y espantosa le cubría
cada sentimiento como una masa noctámbula.
Me pregunto si es el lugar al que la soledad
conduce, letras mudas, palabras estridentes,
viajes fallidos a la pequeña muerte del día,
ideas erróneas de la felicidad incorrecta, dolor
que roba capítulos y novelas no escritas.
¡ Nunca había sentido algo semejante !. Sobre
todo por los tres estilos diferentes de uso
combinado en un único diseño aparentemente
contando con pocos recursos. Ahora callaba,
se contemplaba mientras dormía un pequeño
recuerdo entre los dedos, el último lugar en
estado salvaje.
¡ Quién lo dijera ! __ Sus ojos salían del espejo
frente a la ventana, trataba de conservar la
calma, ignoraba si había muerto difuminándose
en una dimensión gris, entre el tintero que solo
había contado en el cuento para atraer algunos
mamíferos a varios kilómetros a la redonda.
Por ejemplo, aquí el adax está casi extinto, y
también el arruí y el guepardo del desierto.
El último desafío es procesar los datos para
entenderlos, dejando a los camellos pasmados.
Impalpables, comparables a la belleza nunca
vista desde una altura de cincuenta metros.
Así, como el mundo de sus fantasmas disueltos
en la nada, donde el presente se amontona.
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Estaba solo una vez más. Casi desde el despegue,
sufrió fallas en las rodillas, en el motor, en el piso,
algunas cámaras dejaron de funcionar y otras su
rendimiento fue excesivamente perfecto.
Los problemas pudieron repararse fácilmente,
también hubo calentamiento excesivo, besos,
movimientos de elefantes, pérdida de la presión
de aceite y una cámara vertical muy tímida.
¡ Nada se pudo hacer !. Pues a veces salía al estar
colaborando en observaciones locales con el
filtro de aire que había instalado. Entre tanto, la
gratitud no es un argumento infalible, y el agua
ha estado perdiendo la humedad progresivamente.
Como les decía, a veces tenía que salir al anochecer,
pero en esta ocasión lo había evitado ; y el anochecer
mostró su más trágica miseria, calzaba unos zapatos
de plomo dibujados en la calle que descendía al sótano
donde ahora se encontraba. Nos dijeron que la mayoría
nos volveríamos ricos, y que un árbol de mangos nos
alimentaría con manzanas, al ver la transformación mas
allá de la materia, principalmente en la región de las
imágenes. Sin embargo, el nuevo mercado no se había
utilizado por razones difíciles de determinar en las
condiciones de humedad del horizonte, y remendaba
el sillón de la tarde, con los hilos que formaban la bóveda
del refugio improvisado. Por lo que después tuvo que
sostener una vela y tomar unas píldoras entremezclando
historias de hechiceros, rebeldes y soñadores.
Esto creía, y quedaba completamente empapado de sudor.
El silencio tenía miedo de la noche, como si la noche fuera
capaz de arrancarle sus secretos. Y hoy más que ayer,
en que las palabras muertas sepultaban sus últimas letras
porque pensaban volverlas a la vida, inesperadamente,
de manera que la gente buscara entenderlas, olvidarlas
con rapidez, y provocar conflictos en otros lugares ;
luego ahogarlas nuevamente en la incomprensión más
absurda, con una escalada en la pugna por los recursos.
Sin embargo, a pesar de las calamidades, insisten en
que no pasa nada, desde hace dos millones de segundos
y la única reserva de helicópteros se fue a vivir a otra
ciudad, aunque no se les huele ni se les visita en el parque.
¡ No, no lo permitirían !…
Los fantasmas dispersan la coherencia del tema central,
en las orillas de un lago y con el régimen de un trato
amable ; mantienen el discurso en una estructura de
supralógica multidimensional rígida, y abajo de la
sombra de cualquier árbol. La superposición de hechos
permite combinar la fantasía encadenada a la libre
interpretación, sin lugar a dudas de manera inapropiada
y obligatoria. El final sacude la indeterminación del
inicio, quitándole cualquier confusión. Dentro y fuera
el cuento se desviste, la historia se renueva, pero los
sentidos encontrados compiten unos con otros.
De tal manera que al desaparecer un laberinto ya se
entra en otro, de tal manera que la intimidad incomoda
a las personas que no entienden.
Es así, que las letras muertas promueven el sentido
racional de una manera excesivamente excluyente,
y la prioridad es que cualquier lector les dé el significado
o se los quite a voluntad, dependiendo del número de
lecturas e interpretaciones que sea capaz de darles.
Y finalmente, bien pensado, nada de esto tiene sentido,
ni razón de ser contado, a nadie que no le interese.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
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