Es irritable tener tantas hojas vacías y no poder llenarlas.
Necesito inspiración, algo que tú me dabas.
¿Cómo se supone que escriba si no estás?
Las ideas disminuyen, los pensamientos crecen y mi amargura fluye.
Son tristes los recuerdos que me quedan de nosotros. Y no me son útiles para este cuaderno. Quiero crear una historia llena de vida y alegría, pero nuestro último encuentro fue la antítesis de todo eso.
Si no vas a trazar más palabras en éstas manos, por favor, termina de desaparecer. Porque estoy en la ruina.
Primero me cautivaste y endulzaste mis oídos con tus palabras, me enseñaste a volar y alcanzar las estrellas... Después me soltaste sin decirme cómo aterrizar.
Me ayudaste a descubrir que mi talento estaba en la escritura. Me impulsaste a ser un autor de muchas obras. Mi nombre está en boca de muchos, y mis relatos tocan los corazones de otros.
¿Qué te costaba decirme lo que pensabas, y advertirme que me abandonarias?.
Me hiciste invisible ante tus ojos, y enfriaste tu amor hacía mí.
Y yo ahora te pregunto, ¿Por qué?, ¿Con qué necesidad?.
Me das a entender que mi tiempo invertido en tantos libros fue un desperdicio; y como fue lo único que me hiciste descubrir, ahora no lo puedo soltar... Por más que sean oraciones incompletas y sin coherencia, yo no puedo parar.
Por favor, deja mi mente en paz y permíteme volver a bombear amor propio, porque mi corazón está seco.
Dame la solución y las letras que me hacen falta, para comenzar mi última obra y el fin de nuestra historia.
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