Colegas

Colegas, amigos... Todo surgió un día en que vi por Facebook que era su cumpleaños, decidí saludarlo y consultarle sobre unos equipos para el consultorio. Broma va, otra viene...hasta que de frente me encara buscando algo más. A mí siempre me había gustado, y yo creía que a él. Fueron dos meses de chats y charlas cada vez más calientes, hasta que el día de vernos por fin llego. Él no vivía en la misma ciudad. Quedamos en encontrarnos en un hotel, como matrimonio... Yo llegue primero, y el luego. Golpeó la puerta de la habitación, abrí y la adrenalina que me recorría, era electricidad pura. Fue rápido, espontáneo, un par de besos, muy toscos. No me dejó pensar... En dos segundos estábamos desnudos, yo arrodillada con su miembro en mi boca. No podía ver su cara, peto sus gemidos me la hacían imaginar. No estaba acostumbrado a este tipo de sexo. No podía dejar de saborearlo, tocarlo. Me frenó de golpe, antes de todo se defina. Me alzó y tiró en el borde de la cama, abrió mis piernas y buscó mi clítoris, era un remolino de lengua, dedos, saliva y todo mi jugo, que delataban mi excitación. Quería más, no aguante, y lo monte, los orgasmos llegaron uno tras otro... Cambiamos, aunque sin pedirlo, me puso en cuatro, me penetró fuerte, embestidas impresionantes, necesitaba a más, llevé su mano a mis pechos, a mi concha... Quería más... Acabó... En mi espalda. Fabuloso... Así fue nuestra primera vez.