LAS ENSOMBRECIDAS MANOS DEL PASILLO
Por Adelina Gimeno Navarro
Enviado el 28/10/2018, clasificado en Intriga / suspense
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Las sienes encanecidas le hacían parecer más mayor, sostenía un libro que apenas podía ojear. Pasaba las hojas y sus temblorosas manos iban autómatas acercando sus dedos para humedecerlos. Había sido una devoradora de lectura, una apasionada del tema de misterio. Su género literario favorito, tanto para escribir como para ser leído.
Pronto estará aquí, se decía, ella me leerá. Refiriéndose con aquel pensamiento, a su sobrina Irene. Hija de la hija de su prima Angelines, recientemente fallecida.
Era obvio que la joven llevaba su sangre, pues había heredado su amor por las letras. Varios premios en su corta carrera le habían sido concedidos, ahora se acercaba a su tía, grande también entre las escritoras famosas de antaño, para formarse en el tema que la llamada como ella tenía: el misterio, la intriga, el suspense. Una experiencia de años que la consagró como la diosa y erudita del género a lo misterioso y difícil de resolver.
Irene con casi noventa años ya hacía una década que no escribía y apenas podía leer, su movilidad era casi nula, pero se había negado a ir a una residencia. Ni por asomo se le podía mencionar el que abandonase su casa, aquel que fue su hogar, decía ella siempre, quería custodiarlo hasta su final. Demasiados recuerdos la ataban a la casa, y no todos habían sido buenos.
Los primeros años, su incomprendida afición a las letras fue causa de disgustos familiares, que comenzó a subsanar pasados varios años. Provocando tal inestabilidad familiar, que después de la muerte repentina de sus padres, su hermano abandonó el lugar.
A partir de entonces comenzó a publicar, sus éxitos se sucedían, eran periódicos, casi tan asiduos como sus maridos. Un total de siete fueron contabilizados en el registro civil de aquel pueblo, un escondido lugar donde las preguntas no formaban parte de sus vidas. Parecía que no importaba, si alguien llegaba o se marchaba, para sus vecinos, era la escritora y nadie se atrevía a poner en tela de juicio nada de lo que ocurría allí. Irene daba prestigio al pueblo, ahora sus éxitos formaban parte de su pasado e Irene, su sobrina, quería aumentar el suyo haciendo que su tía la dejase continuar su última y exitosa novela de misterio, diez años atrás editada con un exitoso triunfo. Titulada con mucho fundamento “Las ensombrecidas manos del pasillo”
Pudiese ser que la afamada escritora, no lograse que su tía le revelase la fuente de inspiración que la llevó a escribir con tanta fiabilidad su última obra. Aquella basada en un misterioso asesino que escondía sus crímenes, tapiando a sus victimas en el ensombrecido pasillo.
Adelina GN
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