Todas las noches salgo con afán de robar los besos
Más exquisitos de la ciudad, algunos quieren diamantes, dinero u oro.
Yo quiero besos, un acto que si robas, no te toca castigo alguno.
En las noches reviso a las damas solitarias, acechando el momento
Perfecto para que esos labios toquen los míos y sentir esa sensación
De extravagancias de éxtasis.
Unos me toman por loco, por dedicarme a ser ladrón de besos,
Pero ellos no entienden que soy un cazador de tesoros, de reliquias.
Hay damas que nunca han sido besadas, pero yo les enseño el sentimiento,
La sensación y sobre todo el enojo de sentir unos labios no deseados.
Unas se enojan, otras tienen diferente perspectiva que ni se molestan en seguirme.
Así distingues unos labios que tienen dueño de lo que nunca han sentido el calor de unos.
Damas en los callejones, damas en los paraderos, damas en los parques y en cualquier lugar donde Este una dama en soledad total.
Pero una noche me dieron mi merecido, al momento de tratar de robar un beso,
Note que la chica era la niña que me gustaba desde pequeño, partió hace años, pero
¿Regreso? …
¡Oh cielos! No sé si robarlo o quedarme con las ganas. Por primera vez deseo unos labios únicos Para mí. ¿Qué pasa hombre? soy un cazador no una presa. Mis piernas no responden, pero mis ojos no dejan de desearla.
Mejor ni me acerco, tal vez conozca la noticia del desquiciado que roba besos a damas solitarias en la oscuridad.
Guardo distancia, y noto a la chica que he amado desde años pasados en una banca reflejando su sombra por la luz del póster.
Ella resguarda ahí. Y ¿si me acerco a robarle un beso a cabo que tengo una máscara puesta? y la oscuridad es mi aliada, pero yo amo esos labios y porque con los ajenos soy tan libre.
¿Porque mi corazón me apresa de respetar esos labios, si ya he robado cientos de besos?
Me quede ahí, ya no me importaba desperdiciar la noche, pero ella seguía ahí. ¿Tal vez quería ser atacada por el ladrón de besos? O ¿tal vez quería conocer la sensación de uno?
Me quite la máscara y simule pasar por ahí, fingiendo que salía de mi trabajo le dije:- ¿Johana eres tú? Ella me contesto que si, tanto tiempo sin vernos. Volví a preguntar: -¿Qué te traer por aquí? Ella me respondió: – Tal vez te cause gracia, pero nunca he tenido novio, escuche el rumor de un ladrón de besos y quise que me demostrara lo que se siente.
Yo me sentía en la gloria, no supe que paso por mi cabeza ni quien era en ese momento y le solté la sopa, diciéndole que yo era el ladrón de besos. La tome de la cara con mis dos manos y preparaba para besarla como nunca había besado a una mujer, con amor verdadero. Pero ella actuó pronto y me lo robo, no pude sentir la sensación que quería experimentar comprendiendo que un beso robado es solo algo sintético, sin vida, sin pasión, lo sentía más como una abofeteada por la falta que les hice pasar a muchas chicas.
Ella me soltó y me dijo: -¡Ahora experimentaras lo que se siente robar un beso! Tal vez sea un capricho, pero nunca será un beso de verdad.
Y como se alejaba parecía que la oscuridad la cubría hasta desaparecer. Caí rendido sobre mis rodillas mientras ella ante mí se convertía en una silueta, solo llore porque tenía razón un beso robado nunca será un beso real.
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