El Transpirar Espiral... (Anticuento Fauvista)
Por JoelFortunato
Enviado el 11/11/2018, clasificado en Cuentos
732 visitas
EL TRANSPIRAR ESPIRAL
((( Anticuento Fauvista )))
Pasó antes del purpurino entriangulado con un
sol seco arrepentido. Era una de esas noches
a quién no se puede ver a solas, sin experimentar
un placer entre los labios por las nubes humedecidos.
Con la resolución una vez tomada, y el disgusto sin
cesar golpeando. Las sombras meditabundas lejanas
permanecieron enarboladas...
Me levanté anaranjado con la palabra imaginando
cortar cuchillos y tijeras como un látigo silbante ;
multicolor palpitando, y escribiendo de la miel
con viejos grises del momento sano y en legítima
defensa, inerme, sin jactarse el gallo de la mañana.
___ ¿Cómo me encontraba?. La sombra verde del
árbol bajo la ventana vacilante preguntó.
___ ¡No lo sé, aún no me encuentro...!.
Por lo demás___ ¿Quién lo sabe, con el ruido de
las velas en su ardor frenético?.
El silencio indiscreto corría entre las cortinas
al alcance de la mano más lejana. Brillante e
intensa en tanto extensa y volátil.
No todas las letras cumplieron su promesa ;
entrecortadas las palabras lloraban lento con
la amenaza espantosa del peor poema, por lo
que se despidieron más amarillas que de costumbre.
___ ¿Es acaso posible ésto?
El rincón involucrado con la esquina dijo :
La información tiene diferencias en términos
de asociación, no obstante el volumen obtenido.
Pues los colores coinciden con la misma forma...
Así que... ¡Es tal y como lo oyes por el aluminio
de las pupilas y el aplomo de estas letras!.
¿Quién ignora el papel inhibidor de la recaptación
entre las almas aprobadas por el cielo y negadas
por la tierra infame reverdeando obesa?
___ ¡Sí, aquélla que brota negra de sus hijos!.
La sorpresa se asoma de nuevo a la ventana vacía.
La noche dentro sin parar anuda pesadillas, y des-
nuda una carcomida bocina que cuelga del pasado,
sangrando sombras y tocando el timbre de un
panteón cercano al ayer perdido en la basura.
Y un milagro se multiplicó inmisericorde...
Por lo que de ahí en adelante, el aire se cubrió
de azúcar, transpiraba cada idea de miel violenta,
de textiles sentimientos fabricados con óleos,
y tratando con cuidado cualquier texto espiral,
que inquieto brotaba de la pluma, y de la tecla
entre digitálicos deseos de ser leído.
Transpiraba la tranquilidad desgajada, la paz
más endemoniadamente furibunda en azul,
y le acariciaba acentuación y ortografía, si
la pobre ortografía despreciada, ignorada,
la que indica la pulcra educación y memoria
del que escribe con esmero, con todo y su
tono azulverdoso; a pesar de que la sintaxis
daba vueltas al objetivo violeta del gusto
extraño, magenta, opacificado por el presente
turbio, remendado por monedas y fusiles.
Más aún, desviviéndose por embellecer alguna
enrojecida estrofa al deslucirse tímida.
En ciertas ocasiones dábale de comer en la
boca, desde el preámbulo pálido hasta el
dorado final, gota a gota, en espirales ligeras.
A medida que la trama avanzaba, los tonos
cambiaban del agudo al brillante, del grave
al cuantioso signo débil, desteñido, borrado.
Aunque el blancor del amor era frío ; los
sueños rosas tejían el rojo del aliento entre
los muslos y el cuello.
La frescura perlada era un misterio, a medida
que los sinsabores descoloridos aguardaban
bajo el techo, al esconderse sobre las sillas,
esperando palpar su ausencia en el hielo.
¡Oh, maldita bendición del transpirar espiral!
Y vaya, vaya , que se puede hacer transparente
el rojo inocente de la sangre callada, al ser
derramada por el tiempo del olvido comprado,
y del silencio vendido en abonos forzados...
_____ El gris seco y polvoso cubre ya cada
amarillo arenoso del aplauso adorado_____
Por lo que aquí no hay ningún colorín colorado,
y todo sigue igual, gota a gota de espiral en espiral.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
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