Un refrán dice: "dime con quién andas, y te diré quién eres." En honor a la verdad no es justo caer en juicios precipitados porque en algún momento todos necesitamos de todos. Sin embargo si se puede decir que hay personas con quienes podemos y debemos tener un trato frecuente o cercano y otras con las que no conviene.
Sin rechazar a nadie o sin creerme mejor que nadie, mis amigos tienen que ser aquellos cuya reputación me inspire confianza. Y es que aquellos que aparte de no tener claro lo que quieren son posesivos acaban limitándome y esa no es la idea. La idea es tener cerca a alguien que comparte mis metas y que me pueda corregir cuando sea necesario.
La Palabra dice en Proverbios 13:20 que "El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado." En efecto alguien que tiene una linea trazada y buenos argumentos para cumplir con esos planes es alguien digno se ser oído. Por el contrario alguien cuya visión no supera la media pulgada y aparte se cree dueño de la razón a donde puede conducir a otro es al hoyo. Jesús dijo en Mateo 15:14: "Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo."
Es por esto que la Palabra dice en Salmo 119:63: "Compañero soy yo de todos los que te temen Y guardan tus mandamientos." Y también agrega en Romanos 12:16: "Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión."
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