Denunciar relato
La memoria que se transforma en ceniza; cae, adoptando el tono oscuro. Lo desconozco ya. ¿Culpa de quién? Nunca fui partidario de la absurda adjudicación de la culpa. Sólo mírennos, somos irresponsables por naturaleza; ¿qué esperan de nosotros? Las oportunidades vuelan, me temo; quizá ya estén por la estratosfera. Quizá mis alas no sean suficiente. En verdad estoy envuelto en pánico; el aburrimiento siempre me puede más. Hoy, a esta hora en la que los ojos se hallan indispuestos, me someto a mi fantasma reciente; todavía merodea por el interior de la casa sin objetivo -¿o buscará algo en particular?-, vigilando mis pasos y escuchando cada palabra. Sí, convivimos, pero ahora que lo pienso, nunca prometimos dejar de atormentarnos.
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