SOBRIO Y BENÉVOLO
El polvo de la nada espera comer la mesa
del hambre de la cuchara exiliada la tarde
del mimbre de la cáscara verde la silla
del timbre de la casa sola la ventana.
Poque ya el cansancio del agua corre
humedecido el camino del destino yerto
fiel entre la piel del viento alegre
miel entre la hiel del aliento amargo.
Con el silencio que teje las canciones
del sabor de las noches difíciles
del dolor de las espadas olvidadas
del tiempo de las piedras encontradas.
Por las manos de los martes
entre los lunes de las lluvias
que brindan los tibios luceros
a las noches atrapadas y asustadas.
¡Sí, sí!... Mira como vuela ese sueño
escondido en las campanas gastadas
en las lágrimas inútiles del recuerdo
del brazo que carga la luna.
Ya fosforece el palpitar de los huecos
de los tibios ecos de los laberintos
en las dulces pupilas que las palpan
en los viejos tiempos que no mueren...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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