¿Sera la humildad una enfermedad contagiosa?
Particularmente, pienso que la falta de humildad, podría ser la incapacidad de uno mismo reconocer sus limitaciones disfrazándolas con exceso de soberbia, o también podría ser una alta calificación de uno mismo, rechazando cualquier síntoma de simpleza por calificarla como pobreza.
Muchos etiquetan la pobreza como humildad.
Se sienten ofendidos a ser comparados como débiles de orígenes pobres, a tal punto de esconder ramas de un árbol familiar, plantados en tierras de pobreza y dolor.
Se jactan de humildad cuando quieren ser reconocidos. Con sus labios dicen:
Soy humilde.Pero su corazón actúa con estrategias matemáticas, esperando que el resultado de esta declaración, sea de soma en su reconocimiento.
Como una pequeña historia que un día escuche, donde en ambiente laboral dispusieran un concurso de calidades, otorgando premios; A lo más organizado, lo más puntual, lo más constante, lo más humilde, etc…
En la hora de la entrega del premio al más humilde, el ganador no tardo en decir con palabras fructuosas del ego absoluto.
¡Ya sabía que este premio seria para mí!
En este momento, el ganador seria propietario de un premio físico, pero perdedor en el premio establecido en dimensiones superiores e inaccesibles a su entendimiento.
Su origen es pobre en conceptos. La humildad es demasiado grande a su comprender.
Si la humildad fuera una enfermedad contagiosa, quisiera yo estar muy cerca de los humildes, a ver si me contagian, pues en muchas ocasiones, he perdido batallas por la falta de más humildad en mis venas.
Bendita seria esta enfermedad de enriquecer la existencia y coexistencia de los seres desagradecidos que aun emanan vida.
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