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La vocecilla interior 3
Por omicron
Enviado el 09/12/2018, clasificado en Varios / otros
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si quería poder volver a activar el paro, y sabía que si provocaba su despido la enfermera podía alegar que era procedente por cualquier motivo.
Se pasó toda la noche pensando y decidió que al día siguiente hablaría con la enfermera para llegar a algún acuerdo para cambiar el contrato y añadir un período de prueba o lo que fuera. Estaba segura de que aquello debía tener una solución.
Al día siguiente cuando llegó a la residencia vio que le habían asignado una nueva auxiliar como acompañante.
La miró con desconfianza, esperando que sería una nueva sumisa que aprovecharía cualquier ocasión para hundirla y así hacer puntos con la dueña.
Pero no fue así. Parecía una persona agradable y también una víctima de aquella sádica.
Estuvieron las dos solas todo el día, con un ritmo de trabajo frenético, y cuando por fin fue la hora del descanso para el almuerzo se le acercó como buscando iniciar una conversación.
- ¿Qué? Como lo ves esto? Vaya déspota verdad? - dijo el auxiliar 2.
Ana la miró con sorpresa, y aunque tuvo el impulso irresistible de desahogarse con aquella desconocida, su vocecita interior, que siempre le avisaba del peligro, (y casi nunca se equivocaba), la puso en alerta de que aquello podía ser una maniobra para tensarla de la lengua.
- Bueno, no sé, tú llevas mucho aquí? - respondió Anna con prudencia.
- Un año infernal, pero te acabas acostumbrando, ya lo verás.
- Y para que has aguantado tanto tiempo? Porque no marchas? - le salió del alma a Anna.
- Marchar? No se puede marchar de aquí sin más.
- ¿Cómo dices?
Entonces aquella auxiliar se levantó y se dirigió hacia la puerta.
- Voy a fumar un cigarrillo 5 minutos, vigila que no venga nadie, aunque a esta hora la "jefa" (en referencia a la enfermera) está espatarrada en su casa hartándose de pasteles mientras mira la novela. Da un vistazo a todos estos eh! (En referencia a los abuelos).
Ana se quedó perpleja con lo que acababa de escuchar. Que no se podía marchar de allí así como así ... ¿Qué había querido decir con aquello? A unas malas podría marchar cuando acabara el contrato, no? Quizás a ella le habían hecho un contrato más largo ...
Mientras estaba absorta con sus pensamientos sintió un golpe muy fuerte que venía de la sala donde estaban todos los abuelos "mirando" la televisión.
Se pasó toda la noche pensando y decidió que al día siguiente hablaría con la enfermera para llegar a algún acuerdo para cambiar el contrato y añadir un período de prueba o lo que fuera. Estaba segura de que aquello debía tener una solución.
Al día siguiente cuando llegó a la residencia vio que le habían asignado una nueva auxiliar como acompañante.
La miró con desconfianza, esperando que sería una nueva sumisa que aprovecharía cualquier ocasión para hundirla y así hacer puntos con la dueña.
Pero no fue así. Parecía una persona agradable y también una víctima de aquella sádica.
Estuvieron las dos solas todo el día, con un ritmo de trabajo frenético, y cuando por fin fue la hora del descanso para el almuerzo se le acercó como buscando iniciar una conversación.
- ¿Qué? Como lo ves esto? Vaya déspota verdad? - dijo el auxiliar 2.
Ana la miró con sorpresa, y aunque tuvo el impulso irresistible de desahogarse con aquella desconocida, su vocecita interior, que siempre le avisaba del peligro, (y casi nunca se equivocaba), la puso en alerta de que aquello podía ser una maniobra para tensarla de la lengua.
- Bueno, no sé, tú llevas mucho aquí? - respondió Anna con prudencia.
- Un año infernal, pero te acabas acostumbrando, ya lo verás.
- Y para que has aguantado tanto tiempo? Porque no marchas? - le salió del alma a Anna.
- Marchar? No se puede marchar de aquí sin más.
- ¿Cómo dices?
Entonces aquella auxiliar se levantó y se dirigió hacia la puerta.
- Voy a fumar un cigarrillo 5 minutos, vigila que no venga nadie, aunque a esta hora la "jefa" (en referencia a la enfermera) está espatarrada en su casa hartándose de pasteles mientras mira la novela. Da un vistazo a todos estos eh! (En referencia a los abuelos).
Ana se quedó perpleja con lo que acababa de escuchar. Que no se podía marchar de allí así como así ... ¿Qué había querido decir con aquello? A unas malas podría marchar cuando acabara el contrato, no? Quizás a ella le habían hecho un contrato más largo ...
Mientras estaba absorta con sus pensamientos sintió un golpe muy fuerte que venía de la sala donde estaban todos los abuelos "mirando" la televisión.
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