Despierta mundo, despierta

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"Tienes que dormirte ya, mi pequeño", le repite una vez más, pacientemente, su madre. Es la segunda vez, tal vez la tercera, ya ha perdido la cuenta. Pero es en vano, los nervios y la emoción que siente no dejará que esta noche pueda cerrar sus bonitos ojos: esos dos ojos negros como la oscuridad de la noche.
Su mente se llena de decenas y decenas de imágenes: un balón de fútbol para jugar con su prima Aamaal, una bicicleta para dar largos paseos con su hermano mayor, una camiseta de su color favorito, un peluche enorme para ponerlo en su cama... Ojalá mamá le regale mañana una de estas cosas. Pero, sin duda, lo que más desea es un libro de esos que tienen dibujos para colorear. 
Mañana es su cumpleaños.

Acércate, ven, míralo. Sí, ¿lo ves? El pequeño, que está tapado con la sábana completamente, tiene en su cara una gran sonrisa. Mira esos hoyuelos en sus cachetes, no me digas que no te encantan. 
¿Sabes por qué sonríe? Sonríe porque se ve abriendo ese regalo, se ve descubriendo tras el papel ese libro de dibujos, se ve coloreando uno de los dibujos donde hay un barco sobre el mar. Despacito, muy despacito para no salirse de las líneas. Con mucha paciencia para que el dibujo quede perfecto. Con mucho cuidado para que todo el mundo vea lo bien que sabe colorear. "Despacito, mi niño, así, tienes que hacerlo muy despacito", le dijo su madre el día que le enseñó a colorear su primer dibujo.
Muy despacito...

Ha quedado precioso, ¿verdad? El mar es azul, de un tono un poco más oscuro que el cielo. Hay pájaros que vuelan entre los rayos de sol. Mamá coge el dibujo, lo pega en el frigorífico y, cada vez que alguien venga a casa, se lo enseñará orgullosa mientras dirá: 'Mi pequeño Aylan es un artista'.

Oh, Aylan, claro. Seguro que te suena ese nombre. Seguro que ya sabes de quién te hablo.
Por tanto, no hace falta que sigamos con esta mentira, ¿verdad?
Sí, su madre intentando que Aylan se duerma, él sonriendo bajo las sábanas, sus hoyuelos marcados, el libro de colorear envuelto en papel de regalo...
La verdad es que el dibujo de Aylan pegado en el frigorífico es solo un sueño. Ya sabes por qué... 
Claro, Aylan está muerto.

Hoy hace tres años y dos días.
El 2 de septiembre de 2015 se acabaron todos sus sueños. Todos.
Aylan solo tenía tres años. Una foto de un niño con una camiseta roja y un pantalón azul recorrió todos los medios de comunicación y, según dicen, conmovió al mundo entero.
Y la conmoción fue tan grande que, desde entonces, nada ha cambiado.

Dicen los medios, que los niños y las niñas como Aylan que se han ahogado -han sido asesinados- en el Mar Mediterráneo son unos 640 desde 2014.
Eso es lo que dan: un simple número. Cifras, simples cifras.
¿Dónde están sus nombres?

640. La cifra es escalofriante, pero sabemos de sobra que en realidad son muchos más. 
Mucho más. Otra cifra...
Y yo no me explico como podemos vivir sabiendo esto.

Cuando vimos la foto de ese pequeño sobre una orilla, entraban ganas de decir "Despierta, Aylan, despierta", pero no es él el que tenía que despertar.
Somos nosotrxs.


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