Circunspección de Paquidermo... (Neosurrealista)
Por JoelFortunato
Enviado el 23/12/2018, clasificado en Poesía
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CIRCUNSPECCIÓN DE PAQUIDERMO
(((( Texto Neosurrealista ))))
Y el ruego de fuego moja
lágrimas secas del viento
en el hielo del sol dormido
Por
Esperar
Cambiar
El azul
El rojo
El amarillo
En celeste sangre solar...
Por aquella noche que patea el perfume, de una
bicicleta adolorida de niñez, en la reunión del
pastel, y camiseta de la risa, separada del otoño
amarillo hecho, hojas tradicionales con la laca,
y la satisfacción de saber que sus cuotas cantan
después de trabajar de sol a sol, a todo color, y
durante todo el año, dónde las puertas sin llaves
son cosa del pasado, en la pared con tres mapas
que ayudan a mantener la desorientación que se
observa con los detergentes, y la piel de las risas
de las bacterias más cercanas, cuando toman su
dieta balanceada o seca, al no esclarecer los ojos
de los conflictos, en la forma de expresarse, tan
prudente como un foco fundido, con la calma de
un plátano macho sin exaltarse por la papaya...
¡Vaya con ésta circunspección de paquidermo!
La anchura y profundidad de los cimientos, es la
prueba evidente de la salida del abrevadero...
Porque la tarde se adentra en el bosque, bordada
con hilos de oro en el rubor de los caballos, y las
hazañas del pensar con claridad son aves extrañas
a los cazadores de cheques, y trabajos adoptivos
de los huevos dueños, de los heroes de la tradición
oral de los asnos más comprensivos, enseñando a
los conejos a tapar la boca a una flota de buques.
Pero no... ¡Circunspección ante todo!.
El trabajo debe ser hecho entre parejas, con la sopa
de letras que no digieren, y acariciando las encías
de un cocodrilo diseñador de alas a los pájaros.
Pues, mire usted, que posee unas extraordinarias
dotes de interpretación, y que reconoce que es
incapaz de ponerse frente a una cámara sin tacones,
y saludando de mano a todo el techo... ¡Vea...!
En las manadas pequeñas la nieve es de los venados,
un parásito que ataca a los lobos, cuando se dispersa
por el aire el grito del propio sistema territorial de
las iguanas, propuestas para la temporada de calor
sobre todo, cuando los hielos entristecen, teniendo
un barníz de ideas en las rodillas, y una pasión de
copiar a las escopetas el sonido, en su candor notable.
De tal manera que dejan una ingente obra en prosa,
rosa, violeta, piedra y madera, relacionada con la
misma esterilidad de los híbridos y a la cual derrotan,
demostrando la atracción de la fuerza de gravedad
en la pérdida vegetal de los últimos cabellos.
El resultado es el color del sol, la humedad del agua,
el principio al inicio, la historia del pasado, y más
al inventar el agua tibia, por la agudeza del pensar
con cada dedo, y de combinar la sal con el vinagre
malgastado por la ansiedad de las ventanas, y las
rueditas de los calzones sospechosos del cepillo.
Considerando seriamente, que nunca haya sido
expulsado por los renglones de algún cuaderno,
indignado por el más fuerte deseo de comprenderlo,
y mandarlo a recorrer el fondo de cinco kilómetros
de la fosa séptica más cercana, en particular por los
desbordamientos periódicos de felicidad, dónde las
mismas funerarias lloran por la producción ilimitada
de las palmeras datileras en el corazón del cedro sensato...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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