Limítrofe Monótono
Sobrepasó
El rumor
La muerte
Limítrofe
En el útero un pañuelo
Desespera una lágrima
¡Recóndita inocente!... Monótona en los caminos las saetas doblemente grandes por las rodillas desvalida
una mejilla sutil del abedul del cuello al suelo...
¡Monótono, ya huye presto, al tono insípido!
El único emblema del alfiler
Por la mirada que al miedo arrastra
Del espacio llorado en la espesura
Al tiempo del fantasma escultor de espectros
Con el ruido en el cabello
Al sabor del final seco carente del eco útil
¡Cada rostro aleteando su tragedia infame!
En la máscara
Encarnada del infinito
¡Dónde muere de pié al futuro perdido!
La vida
En la palabra
Limítrofe ... De la sangre un dardo
Monótono ... Escudar al cielo un caminar
El zumo de la cueva sudoroso angustia
La mariposa vagando
¡Al enorme perfumar de sombras!
¡Al candor del recuerdo sin retorno!
Y más, aun, si cerca vive al hueco sin eco
En el silencio torbellino impune
¡Porqué astilló su música enroscado!
Antes del abandonado instante
¡Con el después a cuestas! ... Salvo espera ser
De la mañana un tambor escuchando su mudez
Dónde un poco de horizonte cae lejano
Del espasmo por las calles
Del asilo de la espera desolado
El mar natal de una palabra
Detrás de la nada una paloma
¡Seis años de arteriales desfiguros de malvado!
De las páginas al fin perdidas cree escapar
¡Caminando de ebriedad tatuado el aire mismo!
Viendo cualquier vidrio, dónde un pañuelo late cada párpado, cada hoja, cada rama, raíz de la mirada un ruego de justicia misteriosa del inefable material de la congoja límpido y adriático al destello obligatorio incólume.
Limítrofe
¡Ha quedado la matríz del amuleto!
Al humo que corroe cuajada aurora ensombrecido
El chirrido candente carnoso mugiente
De la quietud callada del abandono en añicos
En la distancia incierto cántico
En alerta tocando avispas un lirio espera
En el verano corazón amarillento la respuesta
Infalible
Del otoño bajar al hielo sin hilo de plata
Cuándo al invierno crucifica el fuego del ciprés
Del inclinado clamor tortuoso cada familia en mil
Mármoles de primaveras inevitables del mañana...Limítrofe
Una lágrima seca su tragedia en nuevos lagos
Al rostro inmediato de innúmeras ausencias
Del tiempo tierno del hombro al techo.
Cada lecho del interior
inminente labra el ambiente en la faz húmeda forjada del ceño...
Monótono
Del sonrosado lapidario sin calvario culpable raudo derretida y frágil desilusión del piso
el plumaje tiembla en la rústica guadaña triste
con la mirada que muerde cada luctuoso aliento
del anhelo que estremece quimérico capullo justo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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