El mundo de colores - Iridislandia

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El mundo de colores

Iridislandia

En el mundo de colores se encontraba Iridislandia, era un valle encantado donde vivían solo animales y de todo tipo.
Hace mucho, mucho tiempo, ocurrió una cosa…
Había amanecido en Iridislandia y aquel día todos los animales estaban contentos menos uno.
Hablamos de “Ternero Gracioso”, el hijo de la vaca molona. Ese día, “Ternerito Gracioso” se despertó con fiebre y no se encontraba muy bien. No tenía ganas ni de sonreír. Su mamá la “vaca molona” ya no sabía qué hacer y decidió ir a la plaza del pueblo a preguntar a ver si le daban algún consejo.
Primero “Mama Vaca” le dijo a su otra hija “la vaquita Paquita” que cuidara de “Ternerito Gracioso” mientras ella estaba ausente.
-Solo tardaré unos minutos-dijo
Y salió en busca de una solución.
La plaza del pueblo estaba muy cerca, tan solo tardo un minuto. Al llegar se encontró que ese día realmente era precioso, toda la plaza estaba pintada de colores alegres. Las casas estaban pintadas de color rosa, los columpios eran azules tono celeste, como el cielo... y el sol amarillo reflejaba en las ventanas un brillo mágico que mezclado con el azul iluminaban de verde todo el suelo.
Cada día esa plaza tenía un color distinto y aquella mañana el pueblo entero parecía un arcoíris con todos los colores.
La mama “Vaca Molona” quería preguntar a algún animalito si conocían algún remedio para curar a “Ternerito Gracioso” de su fiebre y por fin vio a alguien.
Ahí estaba sonriendo el “Patito Loco” junto al tobogán, a punto de tirarse por él.
La mamá vaca se acercó y le preguntó...
-Hola “Patito Loco”, ¿Tú conoces algún remedio para curar la fiebre?
-Pues claro que sí-le contesto
- ¿me lo dirías? Es para curar a “Ternerito” que se ha despertado hoy con mucha fiebre.
-Por supuesto que sí. Solo tienes que cruzar el lago y al otro lado hay una planta mágica que cura las fiebres. Se llama propolis y ya verás un cartel que lo pone. Es muy fácil.
-Muchísimas gracias “Pato Loco” ... Buen día tenga usted.
La mamá vaca se marchó sonriendo y muy contenta.
Cuando llegó al lago había una barca esperándole para poder cruzar al otro lado... se montó en ella y empezó a remar.
Mientras cruzaba despacio por el lago, miró el agua y se dio cuenta que se reflejaba en ella el cielo, las nubes, el sol y el arco iris. Azul, blanco, amarillo, rojo, verde, violeta y naranja. Los colores se movían y se mezclaban dentro del agua y daban ganas de cogerlos y pintar un cuadro con ellos en medio del aire. Estaba todo tan tranquilo... Pero mamá vaca tenía que conseguir aquella planta cuanto antes y no perder tiempo.
A los diez minutos llego al otro lado del lago y aparcó la barquita atándola con una cuerda a un árbol.
Mamá vaca se adentró en el bosque y enseguida vio un cartel que decía… "La planta Propolis por aquí" Y siguió la flecha...
De repente Mamá Vaca la vio... Tenía que ser esa, estaba iluminada por un rayo de sol. Solo ella estaba iluminaba. Era preciosa. Las hojas y el tronquito eran verdes, las flores amarillas y que, junto al rayo de sol, desprendía una luz que parecía una planta mágica resplandeciente de color amarillo mostaza.
Mamá vaca no se lo pensó y la cogió... ya podía volver a casa y curar a “Ternerito Gracioso”.
Volvió a la barca, volvió cruzando el lago del arco iris y regreso pronto a su hogar.
Había estado fuera solo una hora y ya tenía la planta mágica en su casa para dársela a “ternerito Gracioso”. Ya estaba junto a su hijo que había cuidado “Vaquita Paquita”.
La planta mágica aún conservaba el color resplandeciente amarillo mostaza. Y sin hacer nada más, la planta se convirtió sola y mágicamente en aire curativo que se introdujo dentro de “Ternerito Gracioso” y al momento lo curó.
“Ternerito Gracioso” ya estaba sonriendo y sin fiebre. Estaba curado y contento. Pudo salir al jardín para poder jugar como cada día. “Mamá vaca”, “vaquita Paquita” y “Ternerito Gracioso” estaban contentos porque la felicidad había llegado de nuevo a su hogar.
Entre todos consiguieron otro bonito día en Iridislandia para recordar y poder dormir tranquilos aquella noche.
Fin.


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