Ninfomania.

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La hermosa y curvilínea mujer llevaba un ceñido vestido rojo con un generoso escote que hacía entrever sus redondeados pechos.

Entro a la consulta del sexólogo, y cierro con llave.

Lo saludo con un beso en la mejilla, era su segunda entrevista.

- ¿Cómo ha estado Rosa? - le preguntó el facultativo.

- Más o menos, igual hago el amor como me indicó, pero no consigo acabar - le respondió acentuando la palabra.

- Bueno, será mejor que se desnude y se tienda en la camilla, probaremos la sensibilidad de sus zonas erógenas. - indicó.

La chica se desnuda con arte, juguetona y sonriente, sin dejar de mirarlo.

Carlos se ruborizó pese a que tenía experiencia en su oficio.

- Bueno - dijo por fin - probaremos con este aparatito bioeléctrico y veremos su respuesta.

Coloca el electrodo justo sobre el clítoris, oprime un botoncillo, y casi inmediatamente la ninfo comienza a gemir.

- Es demasiado rico dice con voz entrecortada. Mmmm haaa...béseme le dice.

El doctor se había excitado, no era un caso común.

Sin poder resistirlo, mordisquea suavemente sus henchidos pezones y luego besa apasionadamente su boca, mientras se escuchaba el zumbido del estimulador clitorideo.

- Mmmmm.....haaaa....yaaaa....hoooo. - La boca de la chica se desfigura en un rictus de placer mientras besa con su lengua los labios del doctor.

Era su primer orgasmo de una serie convulsa.

Al cabo, transpirada ella y manchada de fluidos la camilla, Rosa promete: tu, yo y el aparatito seremos inseparables desde ahora.

Un sudor frío recorre la espalda de Carlos. Claro, es obvio que si no accede ella lo denunciaría por abusos.

- Está bien, prometo verte la próxima semana.

- No - responde ella - me llevo el estimulador y te espero a las nueve. Tómate tus vitaminas - ríe, y mientras se termina de vestir toma el erecto miembro del doctor y con dos o tres lengüetazos desencadena una tormenta de semen rubio que se apura en tragar.

Lo besa con pegajosa boca y se despide. No faltes, darling, dice cerrando la puerta.


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