El día anterior me había dejado ansiosa, llena de vida y con avidez de sentirme deseada.
Los nervios del día aumentaron conforme la hora del encuentro se acercaba… al fin. Mudos durante el trayecto ni siquiera un roce que delatara las intenciones… mi cuerpo ardía en ganas de tenerlo desnudo conmigo.
Liberar el ansia de mi lujuria escondida hace ya tanto tiempo me hizo besarle con desesperación. Sentí cómo me devoraba con su boca, sus manos me recorrieron completamente, su lengua ardiente paseo por mi cuerpo y mi sexo lamiendo y chupando dejándome húmeda y hambrienta de su miembro.
Encima de él me sentí su dueña, me froté contra él sintiendo su rigidez tan cerca… moría de ganas de tenerlo dentro, sin más lo tuve en mi boca atorándome de querer comerlo completo, agarrándolo con mis manos y tratando de tenerlo más adentro así de duro, chupando sus testículos y pasándolo por mi cara y mis tetas.
Al fin su embestida, potente, firme, llena de ganas, entró completamente, hasta la raíz de su sexo, no pude controlar mis gemidos, el placer de escuchar sus jadeos me mojaba, sentirlo entrar y salir tan caliente, tan húmedo, me empujaba con fuerza y me gustaba cada vez mas
Me coloco en cuatro y al penetrarme un escalofrío me recorrió completa, quería gritar, moverme sin parar, sus fuertes palmadas me daban aliento y su mano agarrando mi pelo me llevaron a un orgasmo intenso del que solo Sali para escuchar sus gemidos acabando dentro de mi…
Días después nos hablamos un rato para saber que tal el día… al despedirme en tono coqueto le dije: no me olvides… jamás, es más, creo que sería imposible hacerlo... supe que habría otro día en que me llevaría su olor por todo mi cuerpo.
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