Para que nos dejan solos...Prima.

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
17036 visitas

Marcar como relato favorito

Llegaba diciembre y con él, unos días de descanso de esta ciudad conflictiva y ruidosa. Mi esposa recibía su paquete de días como siempre y se adelantó a nuestra casa en Morelos, yo luego de un par de días más la alcancé en ese lugar. Desde que mi esposa llegó fui a casa de su madre porque no quería estar sola con mi hijo, desde la primera vez que me habló me dijo que la casa de su mamá estaba llena pues, unos primos de Ensenada habían llegado.

Vino a mi mente una imagen con esos primos, personas muy agradables y que toman tanta cerveza como pocas, sonreí y mi esposa me advirtió que no fuera a tomar tanto con sus primos en casa, pasaron unos días y llegué a Cuernavaca con el deseo de descansar. Mi esposa estaba en casa de mi suegra y llegue para encontrar que estaban en el patio asando carne y tomando cerveza, (lo usual).

Saludé a todos y mi esposa corrió con cerveza en mano a recibirme, me dio un beso y me agarró de las nalgas, todos soltaron un pequeño aullido y con la cara sonrojada saludé a mi familia política. Había muchas caras conocidas y unas cuantas que no conocía, entre ellas Estela, una prima de mi esposa que me llamó mucho la atención.

Me senté junto a mi esposa y Estela estaba casi frente a mí, con una piel clara y delicada, ojos grandes y boca chiquita, chaparrita con unas piernotas y unas nalgas redonditas, me sonreía y no podía dejar de ver su escote, tenía unas tetas deliciosas y de buen tamaño, ella se dio cuenta que la miraba y me puse más sonrojado, pero contrario a enojarse con su cerveza a veces bajaba un poco más su escote lo cual me excitó en el momento.

Seguimos un rato todos charlando y la noche llegó, mi esposa no quería irse a casa y nos acomodamos en la que antes era su habitación, me puse una ropa vieja para dormir y desde la ventana miraba a los que se quedaron en el patio tomando, entre ellos, por supuesto Estelita, volteo a mirarme a la ventana y me brindo su cerveza, yo le sonreí mientras ella me miraba fijamente, al otro día yo estaba lavando el carro en la calle, unas piernas blancas y torneadas se acercaban en un pequeño short, la voz de Estela me saludaba y yo correspondía cordialmente, seguía en lo mío fingiendo no mirarla pero en los cristales miraba su descarada mirada de puta.

No podía con tanta tensión y mi verga poco a poco se comenzó a poner erecta, ella con ese tono de voz susurrado y su acento característico me tenían mirando de reojo como sus manos se acomodaban el brasier.

-Primo, se ve que le gusta mucho lavar su carro…

El pants que me puse no alcanzaba a resistir mi erección, y entre más nervioso me ponía mi verga me seguía poniendo en evidencia. –No, si mi prima se come algo bueno, como la envidio a la cabrona.

Sin mirarla a los ojos y con una sonrisa, me incorporé junto a ella, tomé mi verga con la mano y miré como mojaba sus labios. –No juegue con eso prima, Qué no ve que me la voy a creer…

Estela volteo rápidamente a ver si había alguien mirándonos, se pegó a mí y con su mano derecha me agarro completa la verga. –Tiene razón, no estar rica, está deliciosa su vergota primo, lo que no haría con eso en mi culito. –Me dijo muy cerquita de la oreja.

Ganas no me faltaban para empotrarla en el carro y bajarle el short de un golpe para clavarle mi verga con furia, pero el grito de mi esposa buscándome me trajo una bocanada de aire fresco, Estela se retiró y yo acomode mi pene entre el elástico de mi pants para seguir como si nada.

-Le digo aquí al pariente que ni se reconoce, ayer con traje y hoy en pants se le fue la guapura jajaja. –Le dijo Estela dándole un beso en la mejilla a mi esposa.

Las dejé platicando en la puerta, camine y en un descuido de mi esposa Estela me mandó un beso guiñándome un ojo, sonreí y en mi mente me preguntaba cuando sería el día en que pudiera estar a solas otra vez.

No tardo mucho, al día siguiente regresamos a casa de mi suegra para la cena de navidad, todos colaboraban en los preparativos y en la cocina mis cuñadas pidieron que mi esposa cocinara el salmón. Salí al patio a acomodar unas mesas, mientras los demás estaban de compras. En una ventana de la planta superior, miraba una silueta que me miraba fijamente, Estela sin blusa se tapaba con la cortina, con el dedo índice me pidió ir a verla y un morbo incontenible me lleno el pecho.

Subí discretamente a la recamara, estela estaba en la cama completamente desnuda, su cuerpo delicioso y suave me puso la verga tan dura como piedra, ella corrió a abrazarme y a besarme en el cuello, mis manos tomaron sus deliciosas y perfectas nalgas, las apreté y mordí su hombro con fuerza, mientras ella me desabrochaba el pantalón. Tomé a estela de la cintura y me fui como loco entre sus tetas, sus pezones erectos eran lamidos con desesperación por mi sedienta boca, mi verga se puso completamente firme y sin demora estelita se puso de rodillas para mirarla, me masturbó un par de veces y con una mirada lasciva se la comió poco a poco.

Sus chupadas eran exquisitas, su lengua en recorriéndome desde la base a la punta me hacían gemir discretamente, me daba pequeñas mordidas en el escroto mientras me masturbaba un par de veces. Unos pasos se escuchaban en el pasillo y ambos nos quedamos petrificados, escuchamos la voz de mi suegra preguntando por su plancha mientras tocaba la puerta, -No Tía, aquí no está. –Le dijo.

Escuchamos que se retiraba y lejos de dejar nuestra actuación a medias Estela se acomodó en cuatro sobre la cama, como una puta profesional abrió su culo con las manos, su vagina lubricada brillaba exquisita mientras su ano impecable me trajo un relámpago de degeneración. –Cómase mi culo primo, quiero que me rompa el culo con su verga. –Me dijo completamente caliente.

Como perro me fui sobre sus hoyos, lamiéndolos desesperadamente, los gemidos de Estela se ahogaban entre la cama mientras mi verga pulsaba de calor y ansias. No pude aguantar y sin piedad penetré a la primita por el culo haciéndola arañar la colcha, firmemente metía y sacaba mi verga hasta que se encontró completamente adentro, verla disfrutarlo y sentir la presión de su culo me tenían en el punto más alto. Ella se revolcaba de placer gimiendo exquisito, me moví más fuerte sintiendo correr mi leche explotando dentro de Estela, ella también se estaba viniendo y en menos de 5 minutos teníamos cumplida nuestra fantasía. Estela se dio la vuelta, limpio mi pene con la boca y luego me dio un beso, me fui de su cuarto aún caliente pero satisfecho por la cogidota, pero eso no era todo…


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed