Para que nos dejan solos... Primita
Por DavidDeSiempre
Enviado el 11/01/2019, clasificado en Adultos / eróticos
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Caminaba por el pasillo hacia la habitación de mi esposa cuando sentí un cuerpo detrás de mí, un escalofrío me recorrió la espalda pensando que mi esposa había visto de donde salí y volteé casi comenzando a justificarme. Estela con esos ojos grandes y negros me miraba con sólo la bata de baño puesta, mi sorpresa se transformó en deseo porque su bata la hacía parecer una linda caperucita escotada con solo el delicioso culito cubierto.
La prima me aventó hacia la pared, se fue sobre mi besándome en la boca, sus manos estaban masajeando mi miembro el cual, con aquel morbo contenido comenzaba a reaccionar nuevamente, sus besos se volvieron mordidas, sus caricias en mi verga se volvieron apretones, ya no eran las yemas de sus dedos en mis bolas, ahora eran sus uñas causándome un exquisito dolor. Mi verga se puso erecta y sin pensarlo dos veces estela se puso de rodillas para mamarla con deseo y frenesí, yo solo miraba la rendija de la puerta por si alguien subía las escaleras.
El poder de la sugestión hizo su tarea y escuche unos pasos subir por la escalera, Estela se fue corriendo hasta el pasillo simulando secarse el cabello con una toalla, mi esposa pasó junto a ella y yo en la habitación simulaba ver que había en Instagram. Mi esposa llegó a sentarse conmigo en la cama y sus besos me regresaron la calma. Ella tomó el cargador de su teléfono y me dijo que regresaba a la cocina. –En un momento bajo a terminar, es que hace mucho calor. –Le dije. –Claro, Tómate tu tiempo.
Me disponía a olvidar el episodio pero estela ya estaba nuevamente en la puerta con la bata sexy más escotada que al inicio, mi nervio se fue y estela hurgaba nuevamente mi verga para ponerla bien paradita. Me tomó de la mano para llevarme a su cuarto, pero en el pasillo vimos subir a su hija y disimuladamente nos soltamos para ver como entraba con su tableta, nos miramos a los ojos y en menos de un segundo volvió a jalarme de la mano. Entramos al cuarto de mi suegra y ella cerró con seguro. Caliente y confundido, le dije a estela que ahí no entráramos. –Mi tía no está, la vi salir a la calle y escuché que va por carne.
Nuevamente en segundos Estelita estaba de rodillas con mi pene entre su boca, sus chupadas me ponían demasiado caliente, la adrenalina de que alguien subiera me tenía a tope, y sin dudarlo avente a la putita de la prima a la cama de mi suegra, cayó y se abrió completamente la bata, yo me fui como perro sobre sus tetas mordiéndolas y apretándolas con mis manos, estele gemía mordiéndose los labios, mis manos estaban en su panochita que escurría en fluidos. Mi boca bajaba lamiendo su abdomen y antelando mi movimiento ella abrió completamente sus piernas dejándome expuesto su delicioso manjar.
Abrí sus labios vaginales para que mi lengua entrara a su ya lubricada rajadita, ella entre gemidos intentaba alzar su cabeza para mirar lo que le estaba haciendo, completamente dueño de la situación yo también la miraba para ver sus gestos de placer. Una mirada fue el indicador para que dejara de mamarle la panocha y luego de un beso lleno de fluidos, mi verga estaba entrando salvajemente entre su panocha. Me movía delicioso entre su sexo, estela se retorcía y apretaba sus tetas mientras yo mordía sus pantorrillas, estela tomo una almohada para morderla pues un delicioso orgasmo estaba próximo, me moví como loco haciéndola bramar como perra con la espalda arqueada.
Nuevamente unos pasos se escucharon en la escalera, una de mis cuñadas subía gritándole a mi esposa del Dónde había dejado la botella de vino. –Ya la encontré!!. –Gritó mi esposa desde la cocina, y mi cuñada interrumpía su ascenso. Desnudos y bien calientes estela y yo nos miramos nuevamente, al parecer esa adrenalina nos tenía drogados pues, sin pedírselo ella se tiró de lado en la cama abriendo completamente sus piernas, son una mano abría sus nalgas y dejaba ver su culito delicioso que aun tenia rezagos de mi última venida, tanta degeneración me tenía extasiado y con la verga bien dura me fue a penetrarla con furia nuevamente de forma anal.
Con la pierna en lo alto y sus gemidos ahogándose entre la colcha, Estela me estrujaba la verga con su ano exquisito, la tome del cabello y con más furia la bombeaba, no faltó mucho tiempo para que mi orgasmo se sintiera correr de nuevo, ella se apretaba las tetas pellizcando sus pezones mientras yo me movía increíblemente rápido detrás de ella.
Un ruido se escuchó en el pasillo, la hija de Estela bajaba por las escaleras para irse a jugar, mi momento se me había ido y comencé desde el principio a culearla como a mi puta, Estela apretaba la colcha de mi suegra con la cara llena de placer. Finalmente abrió los ojos jalando aire con la boca abierta y supe entonces que debía hacerla terminar, me acomodé más cerca, comencé a cogerla con todas mis fuerzas, estela solo decía “papi me vengo, Papi me vengo” mientras su panocha explotaba mojando su bata y hasta la colcha de la cama.
Mi perversión era deliciosa escuchándola venirse, sus gemidos, sus gestos de zorra, me hicieron llegar al clímax, no dejaba de moverme mientras la pirimita se retorcía sintiendo espasmos en todo el cuerpo, mi sudor caía en su cuerpo y mis movimientos estaban a todo, mi verga comenzaba a pulsar y mis gruñidos roncos hacían evidente lo que venía.
–No primo, así no por favor…
De un salto ella se puso de rodillas, con la mano izquierda se juntaba las tetas mientras que, con la derecha, tomaba mi verga masturbándome con velocidad. Su imagen de puta esperando mi leche como en las películas fue la cereza del pastel, y sin demoras mis chorros de semen salieron disparados hacia su cara y tetas. Ella con singular alegría recibía cada chorro con un gemido y terminó mi orgasmo con las tetas y el cuello escurriendo de semen.
Con la lengua de fuera y una intensa mirada de perra, limpiaba las últimas gotas de semen de mi verga, mientras yo me vestía, ella se limpiaba mi venida con su bata. Salimos del cuarto de mi suegra y ella se fue al suyo. Bajé a acomodar las mesas y en la noche todos cenamos en el patio.
Bailamos y tomamos hasta la borrachera, nos dimos el abrazo a la media noche, mi esposa mientras bailaba conmigo me dijo que andaba caliente. Yo comencé a manosearla discretamente y subimos a nuestra habitación. Mi esposa abrió la puerta... Estelita estaba ya sentada en la cama con una botella de tequila en la mano. Confundido y con un morbo en los huevos quedé mirando a mi esposa.
-¿Acaso crees que cogerla en la tarde fue su idea?, eso fue tu regalo de navidad y ahorita viene el mío, de manera que cierra bien la puerta y quiero que te pongas bien caliente David.
Y así... nos la pasamos los siguientes días de vacaciones. FELIZ AÑO NUEVO LECTO@S
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