Lástima

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Sus ojos eran vacíos como la negrura de la noche, con suaves palabras endulzaba el oído, me hacía sentir mecida por el viento, una sola caricia suya me hacía tocar el cielo.

¿Qué busca una mujer como tú en un hombre como yo? -Me preguntaste- y esa pregunta me pareció ridícula porque eras mi todo.

Jalabas los hilos a tu antojo y como un títere me hacías bailar al ritmo que preferías, yo ignorante me dejaba seducir.

Jamás fue tu manera de hacerme el amor lo que me impactó, es más, ni siquiera poseías el ardor suficiente, bueno casi nunca, excepto aquella primera vez que me hiciste tuya, sin embargo todo lo hubiera aceptado por tí.

No sé si me veías como un trofeo o sólo era un reto, eso jamás lo sabré.

Esa condición tuya está maldita, lamento profundamente lo que te pasa, nunca sabré que existe en el fondo de tu corazón, no lo entiendo.

Es dificíl saber a estas alturas que parte de todo cuanto me contabas era verdad y cuánto de esos magníficos relatos no eran otra cosa sino una audaz historia relatada; no era necesario, de verdad no era necesario mentirme, no me importó que no tuvieras dinero, ni coche, ni bienes, ni personas cercanas a tí. Tu misterio me atraía como un imán.

No fue sino hasta que dejamos de vernos cuando descubrí tu condición, esa que celosamente guardas para tí, qué dolor, qué decepción, mi amor por ti recibió una estocada letal.

El silencio tu mayor cómplice, en un principio me mataba la ansiedad, ahora he aprendido a convivir con ella y a controlarla a mi antojo, he aceptado tu triunfo al rendirme ante tí.

Te faltó poco, realmente muy poco para que yo dejara todo por tí, la impaciencia te acorraló y cediste ante la presión.

No te imaginas todo lo que te quise, hasta hubiera vivido contigo en ese horrible lugar, estando a tu lado lo hubiera visto como un palacio; pero que falta de confianza en ti mismo al pensarte poca cosa.

Ahora de ti ya no queda casi nada, solo recuerdos esporádicos que brincan repentinamente por unos pequeños segundos. Ya casi no te extraño y tengo miedo olvidarte. Contigo conocí el cielo pero también el infierno, llegaste a controlar mi mundo porque fuiste mi mundo un tiempo.

A la distancia veo que no todo fue desinteresado, el precio fue alto, pero con gusto lo pagué y ahora soy conciente de ello.

No sé si volvería a caer en tus redes si me buscaras una vez mas, tengo la ligera sospecha que bajo los influjos del amor veía cualidades en tí que solo existían en mi mente. Desearía poder verte una vez mas y besar tus labios, despedirme para siempre de tí y decirte que lo sé todo, de tus engaños, del lugar donde vives, de tu vulnerabilidad de papel, de tu baja autoestima, de las exageraciones y de tu doble vida. Lo haría sin reproches porque me queda claro que tú no decidiste ser así, que la vida te obligó, que sufriste horriblemente que a tu cerebro no le quedó otra salida mas que crear un universo paralelo a la realidad. 

Lamento de verdad tu condición, yo te superaré un 100%, pero tú, tú mi amado Max vagarás con ese vacío de tu alma que jamás se llenará, que buscarás placeres, atención y admiración pero eso solo te alimentará por un tiempo,  el vacío te carcomerá de nuevo.

Lo lamento de verdad, te amé tanto que solo te deseo cosas buenas, porque aprendí demasiado contigo, podría darte si pudiera un poco de mi tranquilidad y de paz interna que sé que nunca posees, 

Lo lamento de verdad.          

 

 

 

 

 

 


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