Denunciar relato
Jugaban a la vida La Parca y el Alma, y el Alma le ganó tantas veces que la muerte con su lúgubre resplandor esperaba impaciente algún descuido del Alma para ganar el juego.
Miraba atenta el tablero de la vida y con paciencia infinita esperaba su turno. Pero el Alma, esa Alma Antigua, resabiada de tantas vidas, con cada movimiento se reía a veces, y otras atendía de que manera burlar el destino.
Pero la muerte experta en esperar y más sabia que el Alma no dudaba que en alguna jugada, ella la vencería.
Pasaba el tiempo y cada una de ellas se recreaba en cada moviemiento, el Alma siguiendo lo aprendido tantas veces, despistaba con aquella maestría suya y a veces inesperadamente realizaba una de aquellas jugadas que no esperaba la muerte. Pero la muerte seguía atenta y sin despreciar a su oponente, esperaba.
Y en una de aquellas partidas, el Alma consideró que el destino es el que es y que por muchas veces que ganara a la muerte, su destino estaba escrito, y enredada con aquella partida, decidió que siendo un Alma tan antigua, volvería de nuevo a la vida y volvería a jugar con su amiga la muerte y así mirándola a la cara, sonrió y le dijo.....tu ganas, pero hasta ahora la que ganaba era yo.
Y así fue como aquella Alma volvió al depósito donde todas las almas duermen y esperan ser asignadas a otro cuerpo, a otra vida.
El destino está escrito y aunque nos empeñemos en burlarlo, La Parca con sus guadaña cortará de alguna forma el hilo de la vida.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales