EL VIEJO SABIO 1

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Un sábado por la mañana del año2.005 Elisa Ramirez que era una atractiva joven de veinte años; de temperamento nervioso y por tanto bastante irascible se dirigía en su coche acompañada de su íntimo amigo Rafa a la antigüa masía (un rústico caserío de Cataluña) de su tío-abuelo materno Anselmo que estaba situada en un pueblo vinícola de la comarca del Maresme de la provincia de Barcelona llamado Alella, que a su vez estaba senbrado de pinos.

El hecho de ir allí se debía a que Elisa había estado sometida a una gran tensión emocional por haber pasado un exámen selectivo en unas Oposiciones para llegar a ser una auxiliar administrativa en un Ministerio del Estado y ahora necesitaba serenarse un poco en aquel tranquilo lugar.

Cuando la pareja hubo llegado a su destino y se adentraron en aquella vivienda, a Elisa le vino a la memoria su excéntrico pariente el cual había viajado infinidad de veces a Oriente Medio y se solazaba contando a sus amigos y familiares sus andanzas en aquel rincón del mundo.

- Creo que en esta masía te relajarás plenamente. Y no pienses ahora en las Oposiciones. Tu ibas muy bien preparada, y estoy seguro de que todo te saldrá bien - la animó su amigo Rafa.

-¡Ay chico! Ojalá tengas razón - respondió ella con una ténue sonrisa.

Hacia las dos de la tarde la pareja de amigos fue a almorzar en un buen restaurante donde tomaron unos platos típicos de la localidad, y hablaron de temas intrascendentes salpicados por el buen humor y las bromas de Rafa.

Posteriormente aquella tarde a pesar de que en aquella zona hacía casi siempre un clima suave no salieron de la masía y se dedicaron a escuchar música mientras hacían el amor; aunque planearon que al día siguiente harían una excursión por los boscosos alrededores del pueblo.

Sin embargo Elisa no se esperaba que aquella noche de luna llena viviría una insólita experiencia que nunca podría olvidar.

Ella se hallaba en la penumbra de su habitación a la espera que la venciese el sueño, pero sin ningún éxito ya que no podía dejar de pensar en el resultado de aquellas malditas Oposiciones. Así que se levantó de la cama para ir al lavabo, pero cuando regresaba a su habitación reparó en una dependencia que tenía la puerta cerada, y Elisa llevada por un extraño instinto de curiosidad la abrió, y al introducirse en el interior de aquel recinto de la casa vio un viejo armario empotrado. Al abrirlo para husmear lo que había dentro del mismo grande fue sorpresa al descubrir un objeto singular.

Se trataba de un largo bastón de oro de connotaciones mágicas que al parecer había servido de cetro y había surgido de una ancestral y desaparecida religión, el cual había pertenecido a los sacerdotes del Antigüo Egipto, cuyo origen se perdía en la noche de los tiempos. Por lo visto el tío de Elisa lo había adquirido en una tienda de antigüedades en aquel milenario país.

Elisa se sentó maravillada en una silla que había en la estanca y contempló fijamente aquel cetro. Mas tanto fue así que de súbito ella quedó sumida en un estado de autohipnósis, de relajación profunda, por lo que las ondas cerebrales de su cerebro habían entrado en la categotría ALFA.

Ella ignoraba que este peculiar estado de conciencia era la puerta abierta hacia el Esoterismo que da lugar al conocimiento sensible donde reina el eterno presente y se pueden vislumbrar acontecimientos que están en ciernes; mientras que el reverso de la medalla que es el Exoterismo sólo contempla el tiempo inmediato; el aquí y ahora, y todo lo que está al alcance de cualquiera.

"De manera que Elisa mentalmente se vio en una blanca habitación en la que había un espejo. La chica se acercó a él, y curiosamente lo traspasó al igual como Alicia en EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, según el cuento de Lewis Carrol.

De repente Elisa se halló en un inhóspito descampado en el que a lo lejos vio una montaña en cuya cumbre había una cueva.

Entonces Elisa empezó a caminar con el propósito de llegar a la montaña, mas en el trayecto se sintió azotada por una ventisca helada seguidas de una llovizna que se calaba en sus huesos y que la zarandeaba dificultando su camino. No obstante ella siguió tenaz e impertérrita hacia adelante hasta que llegó a su meta. La joven subió con dificultad la ladera de la montaña hasta que llegó a la cumbre donde la aguardaba el Ermitaño.

En realidad este personaje es un arquetipo elaborado en el inconsciente del sujeto y aparece en todas las culturas de la Humanidad en el que subyace un conocimiento de nosotros mismos y de nuestras vidas. Para él somos como un libro abierto. Es un guía interior que se anticipa al empirismo consciente, y se manifiesta de un modo simbólico a través del sueño sea para aconsejarnos acerca de algún problema o abrirnos nuevas perspectivas de futuro o no, y se considera que nunca se equivoca.

 


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