Nos vamos a recordar, mi amor.
Cuando solos estemos y el sueño no nos asalte por las noches, indudablemente seré tu primer pensamiento así como tú el mío.
Daremos vueltas en la cama buscando erradicar los recuerdos, nos frustraremos en el "Qué hubiera sido si...", querremos escuchar música para calmar nuestra inquietud pero hasta ahí nos vamos a encontrar.
En cada nota, en cada verso, en cada letra. Todo nos llevara a nosotros y lo que no pudimos ser.
Desde el momento donde no le dimos fin a sentimientos encaminados a ninguna parte, nos condenamos a un sufrir que, si bien no nos mató, si nos molió sin ninguna consideración.
Pero afortunado tú que pudiste vivir tu duelo a los 4 vientos y contárselo a cuantas personas pudiste. Afortunado tú, que pudiste desahogarte y sentir que te curabas entre más lo divulgabas.
Desgraciada yo que tuve que sufrir en silencio, a escondidas porque nuestra aventura fue prohibida y quien salía perdiendo era mi persona. Mi amor, ni tú ni nadie me vio llorar; sólo mi almohada, mi fiel confidente nocturna quien, sin juzgarme, escuchó mi dolor y me arrulló limpiando hasta la última de mis lágrimas.
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