UN BESO

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Un Beso

Como no recordar el día que te besé por primera vez,

-¿Aún lo recuerdas?

-Nunca podría olvidarlo.

Una bella tarde, había un poco de viento, el sol caía abatido después de haber brillado un par de horas en el firmamento, para darle paso a una luna de octubre, esa luna que sólo sale a alumbrar en días especiales, vestías un atuendo digno de una dama, elegante, discreto y sensual, habíamos charlado durante horas, de vez en cuando nuestras miradas se cruzaban e intercambiábamos unas cuantas sonrisas, tú voz era como una dulce melodía que acariciaba suavemente mis oídos, me encantabas, cuan canto de sirenas, tus grandes ojos hipnotizantes y profundos, la mirada penetrante que suele caracterizarte, recuerdo que la plática entraba en un momento vago, y nos fuimos acercando lentamente uno al otro, en mi pecho un golpeteó, un fuerte palpitar, tan fuerte inclusive que hubiese podido danzar al ritmo en que mi corazón latía, mientras más y más me acercaba a ti, de pronto...

Silencio, las palabras que brotaban de mi boca hacia un momento antes, eran sosegadas por la unión de nuestros labios, tus pequeños y delicados labios, fue un gran beso, ese pequeño momento, ese instante donde olvidas tu alrededor, esa dulce y exquisita caricia, aquella que evoca el espíritu de quien lo comparte, locura desenfrenada, amor material, un par de labios humedecidos, incomparable sensación, letal adicción, droga para el corazón, profunda perdición, eterno hedonismo, no sólo un beso, vida emanada, verdadero amor, en un beso viertes toda la felicidad del mundo...

Todas esas emociones aumentadas en un breve instante,

-¿Cuánto tiempo transcurrió? No lo recuerdo, fue un día maravilloso, inigualable, así fue nuestro primer beso.

Extrañada me miro a los ojos, su semblante no tan amigable describía muchas interrogantes

-Pero, ¿qué estás diciendo? Eso que me cuentas ocurrió hace un momento, cuando estábamos sentados en aquel pórtico… (Un silencio avasallador)

-Me mentiste, pensé que en realidad recordabas nuestro primer beso, después de tanto tiempo de ha transcurrido desde entonces.

Con una mirada y semblante mucho más amigable, dibuje una ligera mueca sobre mi rostro y sonriendo respondí.-

-¡Querida mía!, no es que no lo recuerde, la realidad es simple, cada beso tuyo es siempre el primero para mí, es mágico y especial, siempre como el primero que nos dimos... 

Después de ello a diario nos dimos nuestro primero beso.


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