Alfa y Próxima se conocieron muy pequeños mientras jugaban a las escondidas entre las estrellas de Centauri, Alfa se acercó amablemente y le improviso una hermosa pulsera de diamante, se enamoraron en el acto. En honor a esa causalidad del destino eligieron Centauri como su segundo nombre.
Eso fue antes.
Alfa y Próxima crecieron siendo felices, pero el frio del inconmovible universo fue congelándoles la memoria y se olvidaron de aquello que los unía, el olvido los llevo a desconocerse y desconocerse los llevo a la guerra. Los astros estuvieron de acuerdo en dejarlos pelear, envidiosos, cegados por la belleza de Próxima, confiaban en que ella vencería y podrían tomarla como esposa, entonces los arrojaron a la Tierra para el combate.
Los antes amantes adoptaron una forma semi humana y se multiplicaron a sí mismos en cientos de soldados, después alinearon sus ejércitos en los confines del planeta y lucharon entre destellos estelares esparcidos como auroras boreales por todo el globo. Aún se pueden ver en la playa desperdigados los carros de guerra entre el humo de las últimas batallas libradas, la mar de fondo rugiendo y observando a los soldados heridos, sucios por el hollín de los cañones, sofocados. Duró siete días.
Eso fue después.
Alfa y Próxima están hincados, escuchando la marea, sintiendo el peso de ser titanes venidos a menos, el viento sopla y los despeina refrescándolos.
¿Quién ha ganado? –Se preguntan a la vez-.
Se miran desconsolados y chocan sus frentes, llorando, consolándose mutuamente mientras limpian el sudor que se ha fundido con la arena en la cara de ambos a través de todo este tiempo, solo entonces son conscientes del cataclismo que se han causado. El calor de la Tierra y la batalla fue devolviéndoles la memoria de lo que sentían, regresándoles la luz en las manos.
Eso es ahora.
Se incorporaron y avanzaron para desprenderse de sus armaduras y enjuagarse el desastre en la mar, le gritaron al cielo que decidían abandonarlo, ya no era el cielo alguna vez prometido.
Próxima sacó de su bolso la pulsera de diamantes para convertirla en dos anillos, le ha colocado uno a Alfa.
Los astros se lamentan mientras los amantes caminan juntos con el sol de frente, sonriendo, sabiéndose supervivientes.
Eso será para siempre.
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