¿Y entonces? –Me pregunto mientras veíamos el horizonte en la azotea-
Entonces nada, solo sé cosas –le conteste-
Eres un embustero –replicó divertida, rodeó mi cuello con sus brazos, recargo su frente en mi barbilla y subió poco a poco hasta encontrar sus labios con los míos. Nos besamos despacio hasta mirarnos de frente.
Sé - le dije seriamente y sin dejar de mirarla- que te estaba esperando desde que mis padres me concibieron en la cama de la abuela, que muy probablemente lo nuestro no podrá continuar ahora y lo entiendo perfectamente.
Es cierta la reencarnación, así que estoy aquí y lo estaré… aunque en la siguiente oportunidad nazcamos con los ojos rasgados en alguna aldea de China.
Yo también estoy aquí –me aseguro mientras en toda la ciudad las alarmas preventivas de los bombarderos aéreos continuaban sonando de fondo.
En cinco minutos podríamos no estarlo, pero sabes dónde queda la luna –le dije- estaré sentado esperándote.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales