CONMOVEDOR
Hay un sendero,
de espinas y piedras donde,
se respira acidez y amargura.
Hay un lago negro que solo espera.
Hay un suelo sangrante en cada puerta.
¡Qué angelicales verdugos!.
En la esquina de la memoria,
mil huérfanos escriben al otoño secos.
Sus escalofriantes historias recorren el abismo,
y su vida deforme y grotesca no espera justicia.
En su retorno al infinito,
unos ángeles encontraron los despojos,
y el horrendo suelo que pisan.
Ni sombra somos del olvido perdido.
La complicidad de alguna divinidad,
anima y alimenta, el agua que se bebe.
En sus almas el pasado asesinó al presente.
La ira y la impotencia visten el futuro.
Existe una obscuridad que anidó el espíritu.
En el crepúsculo encontré ortigas,
recubriendo lechos y ropas y hogares,
y polvo arrogante, y casas desnudas.
En las nubes,
alfileres y cuchillos, de dioses muertos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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