EL AMOR INCONDICIONAL

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Hace unos meses que asistí a una charla de Crecimiento Personal que la impartía una psicoterapeuta y teóloga pero que también es escritora de relatos llamada Regina Montferrer, en un local del Ayuntamiento de un pueblo marítimo de la zona del Maresme que está a pocos kilómetros del lugar en el que vivo.

Confieso que cuando vi a dicha mujer, que era morena; de estatura mediana y algo obesa me sentí profundamente impresionado de su magnético carisma, a juzgar por una luz que emanaba de su interior; o de una fuerza positiva que se canalizaba a través de su discurso, la cual influía poderosamente en el ánimo de cuántos estábamos allí.

El Crecimiento Personal se puede enfocar de distintas maneras, pero en esencia se fundamenta en la máxima de "Amar al prójimo como a ti mismo" del Humanismo Cristiano, que este era el tema específico de aquel día, y que no deja de ser un gesto muy  heróico en nuestro comportamiento cotidiano.

 - Amar y respetar al otro, aceptarlo tal como es, constituye una de las asignaturas más importantes en nuestro camino en la vida, para alcanzar nuestra plenitud como seres humanos- exponía aquella mujer a su público-. Amar a una persona enganchada a la droga sin pretender cambiarla; amar a una persona que nos hace daño sin ningún espíritu de venganza; amar a un asesino sin condenarlo; o amar a una persona que no se ama a sí misma sin sermonearla...En suma. amar sin esperar nada a cambio de los demás.

Evidentemente, aquella inspirada charla, aunque Regina la refería con una persuasiva entonación y con hermosas palabras, a mi me pareció que se excedía en un ñoño buenismo que era demasiado condescendiente respecto a un grave y maltrecho ambiente que se enseñorea por todas partes.

Regina esgrimía un idealismo humanitario que estaba un tanto alejado de la realidad. Porque precisamente al ser humano le traiciona una y otra vez sus afectos, y sus anhelos más primitivos, y a veces más demenciales que son fruto del pequeño ego; sobre todo en un contexto social  tan competitivo en el que nos movemos, y por tanto no es conveniente subestimar al poderoso diablo que anida en nuestra conciencia puesto que este es capaz de devorar lo bueno que pueda haber en nuestro interior. Suele suceder que para darnos importancia a nosotros mismos, uno desacredita y aplasta a su vecino sin ninguna compasión.

No me convenció demasiado la charla de esta bienintencionada psicoterapeuta, porque yo había ido a una escuela de religiosos, y ese amor al prójimo que ellos predicaban era sólo en el papel, pero que en la práctica era todo lo contrario. Muchos trataban con un desprecio absoluto a quienes eran de humilde condición social. Se trataba de la misma hipocresía que los religiosos usaban cuando por un lado hablaban de castidad y de buenas costumbres, y por el otro lado podían practicar la pederastería. Y otro tanto se podría decir de esta manera de sercontradictoria de muchos famosos pensadores humanistas a lo largo de la Historia.

En el caso que nos ocupa, posiblemente la psicoterapéuta después de su brillante disertación iría a su casa y armaría un tremendo escándalo a su marido por cualquier tontería, como que se ha olvidado de no bajar la tapadera del retrete, o de cualquier otra cosa, y lo ttratara sin ninguna consideración.

¿Se puede amar incondicionalmente por ejemplo a un Hitler que se jactaba de haber asesinado a miles de personas en los campos de exterminio, o a cualquier fanático religioso o político que siembre la intolerancia y la desolación a la humanidad? ¿Y no es lícito pararle los pies como sea a este indeseable para que deje de hacer el mal? Yo he visto que en cuando en una película el villano que ha hecho toda suerte de fechorías al final a éste se le castiga, el público aplaude a rabiar. Y es un gesto natural e intintivo, porque dicho malvado perturba de un modo virtual la paz social de la que se disfruta; esto es del derecho a vivir. Y dicho esto. ¿Se puede asimismo amar a alguien que no se deja ayudar y encima desprecia a quien le echa una mano porque la bondad del santo le pone en evidencia su vileza personal; pues es echar más leña al fuego?

No se puede ser condescendiente con ciertas actitudes nocivas, porque las personas que son indeseables también suelen ser aprovechadas y toman por una debilidad el buen talante de quien tienen al lado y abusan de su generosidad afectiva; así como tampoco es cierta la teoría que se puede cambiar a alguien con buenas palabras con un buen tono, porque éstas no hacen ningún efecto en la dura sensibilidad del "monstruo". En consecuencia es recomendable distanciarse de la gente tóxica tanto como se pueda.

Además ¿qué se gana con ser comprensivo con la intrínsica motivación que induce a un sujeto a ser dañino? El comprender y compadecer por sí mismo no soluciona nada, a no ser que tomásemos por una oreja a este personaje indeseable y lo llevemos a un especialista para que le reeduque el carácter, porque en la mayoría de las veces él por su propio pie no se sometería a un tratamiento puesto que se siente fascinado por su enfermedad anímica. Él es un objeto de su problema, y encima esta negativa postura se justifica en base a la permivisidad política, jurídica y su consiguiente libertad de expresión.

Dentro de la misma tónica debemos de huir de los necios. Pues los que son necios se dejan llevar por cualquier estupidez que les seduce y que a todos nos pueden perjudicar, y son incapaces de reflexionar y rectificar.

Claro que el Amor Incondicional se puede entender más como un principio moral que como un hecho práctico, a no ser que uno sea un sujeto valiente y altruista que se dedique al bien común sin condiciones de ninguna clase. Se trataría de dar un generoso voto de confianza al prójimo, pero que si dicho prójimo se comporta mal este voto se puede esfumar  porque es aquello de que la paciencia tiene un límite.

En mi opinión no hay que disfrazar, ni justificar en absoluto una mala acción de quien sea sino que por el contrario, hay que denunciarla y atacarla, pero siempre con el fin de rescatar, de salvar al sujeto de su error si se puede, porque por desgracia no siempre es así.

Por eso cuando establecemos una relación con otra persona, es mejor estar un poco a la espectativa, por lo que pueda pasar.


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