08-04-13
Hoy España es un poco más ignorante si cabe. Hoy cruzó la línea y se llevó consigo 3 cuartas partes de la poca cordura que residía en este país, país de analfabetos e incultos denominado por él mismo como la nave de los locos.
Cualquiera podría pensar que ha aprovechado la ocasión para escapar y cualquiera estaría equivocado. Este hombre definió la vida como un deber, el deber de vivirla, y así lo hizo. A sus 93 años guardaba en su cabeza la coherencia y el juicio que le falta a nuestros políticos y la fuerza y sensibilidad para seguir denunciando la jaula de locos de la que somos partícipes.
No, desde luego que no escapó. Desde su pequeña república no dio tregua a su pluma, esgrimiendo palabras a golpe de prosa en forma de artículos, libros e incluso entrevistas. Nunca quedó afónico a pesar de que no dejó de gritar por la libertad, la libertad real, la libertad de pensamiento. No podía concebir que las escuelas fuesen granjas de borregos a los que roban su raciocinio para ponerlo al orden de los tres grandes jefes: el dinero, la iglesia y, en representación de ambas, la política.
Defendió el estoicismo como máxima del pensamiento libre frente a una sociedad extremadamente capitalista. Y es que, tal y como decía, la libertad de cada uno reside en su cabeza, no pudiendo ser arrebatada por nadie más que por uno mismo. Una persona libre jamás sufrirá rejas ni hambre sobre las que no pueda mandar y gobernar. Y así fue, el peso de los años no pudo turbar la claridez de su mente cimentada en su libre pensamiento.
Estoy seguro de que su muerte ha causado tranquilidad y sosiego en los cerebros descompuestos que llevan las riendas de esta nave. Nunca han gustado los agitadores y antisociales como este señor. Agitadores de mentes y antisociales humanistas. Antisociales, en definitiva, en una sociedad Antihumana.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales