E.M.P.L.U.M.A.D.A.
Y se oyó que decía desde lejos,
voy decidida,
a volar a un mar en el cielo,
y se sentó dibujando en el sueño,
su mano en la pluma vivía,
cual se desliza en la tarde un sol,
donde algodonosa fue una nube,
siendo su alma espejo de la mía,
tejiendo con silencio un suspiro.
Van pasando las estrellas por sus pupilas,
y en el corazón cien lunas rosas,
tomadas de partir las noches,
que no duermen, si no aman, encima,
con luz que, más que luz, es fuego,
en los dedos invisibles esparcidos.
Llegó ese día que vuela por tifones,
detrás de las cálidas galaxias,
en el mármol del misterio vivo,
y los pasos de blanca seda.
Como el nido de un ave es,
tibia consoladora y suave,
hecho un lingote un faro.
¡Qué a la nieve conmueve!.
Y voló volando su vuelo.
Y se encontró encontrando su mar.
Su mar en el cielo dibujándola.
¡Dibujo de la pluma que soñaba!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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