Al salir del gimnasio (Parte 1ª)
Por Andrés
Enviado el 13/03/2019, clasificado en Adultos / eróticos
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Conocí a Marcos en marzo o abril del año pasado, él se apuntó al gimnasio y cada vez que nos cruzábamos me miraba con... picardía digamos jajajaja a mí al principio no me llamaba mucho la atención, era un chico cachas más hasta que un día se acercó a mí y me recomendó como utilizar una de las máquinas del gimnasio, así empezamos a hablar y nos caímos muy bien. Pasó una semana en la que iba al gimnasio cada día sólo para cruzarme con él y entonces un viernes en el que había poquita gente me estaba ayudando a hacer press banca cuando vi su entrepierna y noté que tenía un bulto jajjajaja no una erección completa, pero se veía que la verga se le estaba hinchando, podía distinguir hasta su grosor a través de los pantalones de chándal, era un poco menos de una lata de Red Bull.
Después me propuso salir a tomar algo, nos duchamos (cada uno en su vestuario jajajaja) y salimos, ya en la calle cambió de opinión y me invitó a su piso, a lo que obviamente no pude decirle que no. Allí nos tomamos una cerveza, nos reímos y nos besamos. Nos quedamos en ropa interior y decidí poner algo de música de las clases de baile para perrearle y calentarnos (sobre todo yo). Se puso detrás de mi y empezó a arrimar su verga contra mi culito, yo no paraba de mojarme, me quitó el sujetador y las bragas y empezó a masturbarme, era la gloria sentir sus dedos (los hace muy muy bien) mientras tenía su polla entre mis nalgas. Poco después me di la vuelta y allí la vi: ¡la tenía tan dura y era tan grande que se había salido de los calzoncillos! no aguanté más, se los quite, agarré la polla y poco a poco empecé a menearla. Era (y es) la polla más grande que había visto en directo en mi vida y se lo dije, el se rio y me dijo que creía que eran 19 cm, seguí con la paja mientras el me acariciaba los pezones, pensé en chupársela pero luego me di cuenta de que era un desconocido y que igual no era buena idea por si tenía algo. Entonces mientras estábamos de pie, se puso un condón me dio la vuelta y colocó su verga entre mis piernas, frotándola contra los labios de mi coño que a esas alturas estaba ya más que lubricado. Tomó la polla con su mano por la base y restregaba el capullo contra mi sexo...pufffffffff...me estaba haciendo ver las estrellas. Yo buscaba con mi mano la enorme tranca y sus pelotas para acariciarlas. Estaba tan excitada…
Entonces Marcos empujó sus caderas hacia adelante y de un movimiento certero me la fue clavando despacito hasta que mi vagina engulló la enorme barra de carne. Costó que entrara, pero finalmente consiguió ensartarme entera. Comenzó entonces a bombear con dureza mientras sus manos se afanaban en acariciar mis tetas. Yo, por supuesto, presté mi total colaboración. Jamás había sentido una polla tan grande dentro de mi y tengo que confesar que me estaba gustando. Sus empujones eran cada vez más profundos y tuve que apoyarme en el brazo del sofá para no perder el equilibrio. Marcos separó aún más mis piernas y alternaba penetraciones profundas e intensas con suaves movimientos de cadera. Mi vagina estaba tan lubricada que se ajustaba a la verga como si fuera un guante. Sus dedos pellizcaban de vez en cuando mis pezones y tal era mi excitación que el orgasmo era inminente.
De repente Marcos se salió y con un gesto me sugirió que intercambiáramos posiciones. Con un gesto de complicidad le indiqué que se sentara en el sofá.
Estaba muy cachonda y necesitaba cabalgar esa tremenda estaca.
Me puse sobre él y mientras nos besábamos agarré su polla y la restregué por mi coñito, entonces el beso se vio interrumpido por nuestros gemidos, me enderecé y poco a poco la fui metiendo en mi coño, solo cabía la mitad, a partir de ahí no me atrevía más. Empecé a meterme y sacarme lentamente la verga, estaba tan mojada por como me había follado antes que su polla se movía con total libertad por mi coñito. Notaba como su glande estimulaba mi punto G y estaba en el paraíso, va a sonar egoísta pero me olvide de él e intenté disfrutar yo a toda costa, tenía que aprovechar esa oportunidad, no podía evitar decir "Si, justo ahí, uuuf" y claro, eso le ponía aún más cachondo.
Gradualmente subí el ritmo y mis tetitas empezaron a moverse en todas las direcciones, era un poco molesto pero entonces Marcos me las agarro y siguió con su juego de los pezones, aquí me calenté aún más, tanto que note otro chorrito saliendo de mi coño, le mire pícaramente midiéndome un labio, levante mi cabeza y no pude evitar gritar a los cuatro vientos "Sí joder, entera, ENTERA, AAAAH" mientras me corría, la penetración salvaje paso de repente a un meneo de un lado a otro para sentir toda la polla dentro y apurar el orgasmo al máximo. Unos segundos después me la saqué (me hizo daño), me tumbé a su lado, le agarré la polla y después de dudar un rato le miré, le sonreí y me puse sobre él con el coñito a la altura de su cabeza y su polla enorme justo delante de mi cara, fue entonces cuando él separó mis nalgas dispuesto a saborear mi coñito, le quité el condón, di dos o tres sacudidas a ese prepucio tan grande, abrí la boca y sujeté su enorme cipote y las pelotas desde la base, abarcándolo estirando los dedos de la mano cuanto pude. Mmmmmmmmm, estaba tan apetitoso. Iniesto, brillante, lo sentía caliente y sentir como su lengua jugueteaba con los labios de mi coño me estaba haciendo mojar todavía más. Comencé a deslizar mi lengua por el glande, describiendo círculos en torno a él, antes de envolverlo suavemente con mis labios y engullirlo despacito hasta que la punta chocó con mi garganta. Me costó. Era muy gruesa, pero necesitaba sentirla vibrar dentro de mi boca. La mantuve dentro unos instantes y parece que eso a él le gustó. Sentía como jadeaba como un niño sobre mi coñito. No había tiempo que perder y comencé a sacarla y meterla de mi boca mientras mi lengua se enroscaba a lo largo del tronco cada vez que entraba y salía de ella. Debo reconocer que Marcos estaba haciendo maravillas con su lengua en mi coño, penetrándome con ella sin pausa y yo ya estaba para entonces más que excitada.
- Mmmmmmmmm, si, nene, sigue, sigue así, diosssss, exclamé tomándome un breve respiro antes de seguir enfrascada en la mamada. Alternaba el roce de labios y lengua con ligeros mordisquitos y tirando en ocasiones de la piel con los dientes, mientras no dejaba de masajear sus pelotas. Diossss, tenía un pollón super apetitoso.
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