Pum..Pum

Pum...Pum...

Con la mano en su pecho, sentía el pum pum de su corazón, la vida fluía a cada latido como un motor en ralentí que espera alguna acción y apoyada su cara en él, pensaba cual frágil es la vida con un motor tan pequeño, para un devenir tan largo.

En sus sueños y a ritmo cardiaco, volaba sin más expectativas que el momento. Cada minuto vale, cada acción es única, cada sentimiento perpetuo.

Nada es comparable a la sensación de vivir sintiéndose vivo.
La banalidad de lo pasajero, efímeras las batallas si no se sabe cual pelear.

Elegir que perder para saber el que ganar. 
Agarrarse para querer lo que tienes, porque el pum pum puede dejar de sonar.