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Era su rostro el cuadro más expresivo que jamás un sentimiento de culpa pudiese mostrar. Su mirada moría de agonía viendo en ella la amargura por el desconsuelo de otra muerte.
Culpabilidad asumida que no eximida, pudría la conciencia de Irene, que sumida en la gran fatiga de cargar con aquel incumplimiento de la confianza, le destrozaba cada instante de su vida.
Difícilmente podía respirar, cada suspiro de amor la abatía, tristemente su llanto no la aliviaba. Aquello no debió suceder, la joven no tenía que haber superado nunca los límites de una supuesta infidelidad.
Compungida por el suceso miraba cada mañana por la ventana, apartaba el cortinaje que la cubría y melancólica recordaba aquella escena.
Dos caballeros se batían en duelo, uno defendiendo el honor de su amada. Otro, el que pereció al descubrirse por ofrecerle a ella un beso, ese era su amado, quién así se declaraba inocente.
En consecuencia un asesinato legal por una deslealtad infundada, que causaban ahora la aflicción desconsolada de una herida sin curar, que siempre dolería.
©Adelina GN
Era su rostro el cuadro más expresivo que jamás un sentimiento de culpa pudiese mostrar. Su mirada moría de agonía viendo en ella la amargura por el desconsuelo de otra muerte.
Culpabilidad asumida que no eximida, pudría la conciencia de Irene, que sumida en la gran fatiga de cargar con aquel incumplimiento de la confianza, le destrozaba cada instante de su vida.
Difícilmente podía respirar, cada suspiro de amor la abatía, tristemente su llanto no la aliviaba. Aquello no debió suceder, la joven no tenía que haber superado nunca los límites de una supuesta infidelidad.
Compungida por el suceso miraba cada mañana por la ventana, apartaba el cortinaje que la cubría y melancólica recordaba aquella escena.
Dos caballeros se batían en duelo, uno defendiendo el honor de su amada. Otro, el que pereció al descubrirse por ofrecerle a ella un beso, ese era su amado, quién así se declaraba inocente.
En consecuencia un asesinato legal por una deslealtad infundada, que causaban ahora la aflicción desconsolada de una herida sin curar, que siempre dolería.
©Adelina GN
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