MONÓLOGOS ANESTÉSICOS...
Ayer moriré con lápidas de yugo,
y los pétalos,
libres de los otoños,
donde los miedos huyen solos.
Con los dedos de la hoguera,
en las cadenas, en los vidrios,
en la cuerda que defiende la miseria,
del derecho sagrado de la vida.
¡Derecho sagrado de la vida!.
Libre... Cielo el ayer fue.
En la plegaria ingenua.
En el polvo de los dogmas.
En los años de las quimeras.
A la sombra indiferente.
Del crepúsculo en la tierra...
Hijos petrificados de la historia.
El derecho a vivir.
No
Es vegetar en la cueva de una concha.
El derecho a ser libre.
No
Es en la sombra impuesto.
El soplo rebelde del bolsillo.
No
Es el estómago sumiso.
El pensar digno servil de la cadena...
Mañana vivieron la carga desatada,
del tirano desempleado,
en las vitrinas, en los museos,
bebiendo las palabras crucificadas,
pálidos sonidos degradados,
el pasado esclavizado,
en las manos temblorosas,
ahogadas lágrimas sedientas...
Hoy pueden plantarse las raíces.
En las hojas, en los ojos.
En los blandos inmutables.
A pesar del mensaje de mil balas.
Al pasar abaratando cada miedo.
La consciencia prostituye.
El perdido precio.
De las estatuas.
De los héroes.
¡Torturados y amenazados!...
El derecho a ser feliz.
Es
Del humano arcilla.
No
Del cántaro verdugo.
No
El derecho a ser sirviente.
Es
Embellecer al mismo cielo...
Y
La
Grandeza del humano.
¡Sin ruegos, sin humillaciones!.
Libres y humildemente justos.
Igualmente distintos hermanados...
¿Quién esperamos qué sea lo qué...
Nosotros somos ?...
¿Tiene ya la conciencia dueño y precio?.
¿Dá derecho el arma, a matar al desarmado?.
¿Pueden... pensar las rodillas un corazón descalzo?
El
Supremo
Bien... ¡Es lo qué beneficia a todos!.
¿Es tan difícil, entenderlo?... Ó ¿Es imposible?.
La
Colmena en una hormiga, y en una abeja el hormiguero.
El
Mar en una gota, el cielo en el corazón.
La
Humanidad en cada hombre... Solo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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