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...Tus rubicundos y generosos pechos
eran santos como el pan.
Mujer de edad madura, la edad de la plenitud.
Yo era solo un mozuelo que queria
subir hasta tu alcoba.
Tu sonrisa casi maternal
me llevo hasta ti.
Me enseñaste que los pecados del cuerpo
mueren con el.
Me diste techo y abrigo, a mi, un mozalbete
paria de su destino. Por varios meses.
Hasta que me pediste que me fuera,
Y aprendiese a ser hombre entre los hombres.
Con tu ternura se fortalecio mi alma,
y me llevo el recuerdo de tus besos.
Fuiste todo para mi. Pero no pudiese amarte
para siempre, porque lo nuestro fue solo...
un amor cortesano, destinado a dar vida al alma
Adios, amor. Siempre te recordare...
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