VIEJO AMANECER
Hoy amanecí lleno de ayeres. Viejo.
Con el rostro del agua en cada pestaña. Amanecer.
Un párpado de lluvia sin corazón. Anocheciendo.
¡En una roca de certeza entreabierta!.
No, no. Ya no hay sitio en el aire.
Ahogado con el hierro.
Gentilmente adormecido.
Sí, sí. Hoy empleado de la miseria.
Con los millones inaugurados.
Por el hambre. ¡Follaje encarnizado!.
De riqueza. ¡Y remendada la consciencia!.
¡Una vez colmena de fruta recién nacida!.
¡Con la lástima de surcos póstumos!.
¡Con la lana de suaves paisajes!.
¡Con la lápida de sueños polvorientos!.
Tapiz almendrando una luna creciente.
En el ramaje nativo del recuerdo.
Hoy de ayeres caminando lentos.
Y la tarde soñolienta apretando dulcemente.
¡Las pálidas mejillas de una flama!.
¡Viejo amanecer viejo!. ¡Viejo viaje del mañana!.
No, no. Ya no hay nogales en botella.
Saliendo con el cisne.
Sutilmente anochecido.
Voy. Creo. Al encuentro de mi ausencia.
En el cristal de quiméricas estrellas.
¡Sepultos ya... Ingenuos sueños!.
¡En la tierra tierna de la nada fértil!.
Con la obscuridad construyendo luz.
Y la paz anclada entre fantasmas.
Bajo jóvenes espinas astilladas.
Bajo joyas azules espesas.
Bajo jotas astutas asonantes.
Voy... Arrastrando el eco de los años.
Con el manantial de mis espejos.
Y... recordando los ayeres llenos de mañanas.
En... Un viejo amanecer.... Amaneciendo.
Hoy amanecí con el rostro del océano.
Y las venas... Vanas de pestañas.
En
Los
Viejos
Mañanas
De
Un
Solo
Ayer. Del viejo amanecer.
Del viejo amanecer, escombro de inhumanos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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