Te mostrabas tan debil hacia mi,
con solo mirarme te sonrojabas, titilabas,
y tu cuerpo comenzaba ya a sentir.
Nunca quise burlarme de esos tus sentimientos.
Pero una tarde quedamos solos en casa.
Me recoste a tomar la siesta,
y te tendiste a mi lado, enseñando tu mini sesentera.
No resisti la tentacion y acaricie tus muslos.
Te volviste hacia mi pasando tu pierna
por sobre mi cadera. Me besaste y dijiste:
primo, te deseo tanto, no se si es amor,
pero necesito seas mio.
Correspondi tus besos y eso solo
basto para que experimentaras orgasmo.
Entonces me incorpore,
te tome en mis brazos y te lleve
a lo mas escondido del jardin.
Pasamos ahi hasta que oscurecio.
Tus ansias y nuestro amor fueron saciados.
Y yo sabia que esto se repetiria
por los dos años de tus estudios de secretaria.
Nos miramos y supimos de inmediato
que era un secreto de los dos.
Mientras aparecian las primeras estrellas.
Hoy recuerdo con nostalgia,
esa dorada adolescencia. Esos tiempos idos.
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